La segunda recorre una distancia de 21 Km y está pensada para realizarla a pie, con una duración aproximada de 7 horas. Se recomienda realizarla en dos etapas: Archena-Ricote (13 Km; 4 h.) y Ricote-Abarán (8 km; 3 h.) y tiene una dificultad media. Es un sendero de pequeño recorrido que pasa por los siete municipios que forman el Valle de Ricote. Es un camino para hacerlo pausadamente, contemplando la huerta y sus paisajes.
Partimos de la Plaza de la Constitución de Archena y nos dirigimos por la carretera que nos lleva a los Baños. Hay algo menos de dos kilómetros, pasando antes por un cruce que indica la dirección hacia la residencia militar. Pronto aparecerá el río Segura engalanado entre palmeras, por el margen derecho. Al llegar a los Baños entramos por la calle principal, atravesando el conjunto de instalaciones termales entre ellas la Ermita de la Virgen de la Salud, de estilo neorromántico.
Cruzando los Baños vamos en dirección a la piscina termal y, junto a la orilla del río, un camino de tierra nos saca del recinto. Al poco, en una primera curva del camino dejamos éste para seguir recto hacia una gran explanada bajo unos grandes eucaliptos. A continuación una senda entre cañaverales nos lleva junto a un huerto de limoneros y una acequia que seguimos por su orilla izquierda. Un camino de tierra que pasa junto a un vertedero inoportuno, nos lleva de nuevo a la carretera que va de Archena a Villanueva del Río Segura, frente al cementerio de ésta última localidad.
Hemos de retroceder unos 400 metros por la carretera como si regresáramos a Archena en el primer cruce asfaltado a la derecha tomamos la dirección que rodea la montaña del Cobi por el sur. Entre huertos nos dirigimos frente al Cajal y, en un cruce de carreteras giramos a la derecha. Al rato dejamos el asfalto para ir recto por un camino de tierra y, tras pasar junto a dos palmeras, bajamos hacia la rambla del Mayés. Seguimos por la rambla hasta la carretera, que cruzamos con precaución ya que la visibilidad es limitada. Ras cruzarla un camino nos baja de enfrente entre huertos y giramos a la izquierda, una senda nos lleva hasta Villanueva. Pasamos frente a la iglesia y el Centro Cultural Infanta Cristina; en la esquina izquierda de éste un callejón nos asoma y nos baja hasta el puente que conduce a Ulea.
Villanueva está enclavada sobre un cerro amesetado sobre el río Segura y es una tierra fértil cuyos cítricos y albaricoques son muy apreciados en sus diversas variedades. La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XVIII, es de estilo neoclásico, conservando tallas del siglo XVI. Al cruzar el puente sobre el río, y frente a la población de Ulea, cogemos a la izquierda la mota del río que nos lleva hasta un azud y giramos a la derecha por una carretera asfaltada que entra en Ulea. Nos dirigimos a la iglesia de San Bartolomé, y por unas escaleras que pasan salimos al camino hacia Ojós.
Resulta curioso comprobar cómo Ulea se asienta al pie del cerro del Castillo, sin quitarle ni un palmo de tierra a la huerta. Poblada en otros tiempos por iberos, romanos y árabes, la sierra conserva restos arqueológicos, como la Pila de la Reina Mora y murallas de la Alcazaba. En el templete de la zona del Henchidor se baña el día 3 de mayo de cada año la Santa Cruz.
Rodeando la sierra de Ulea nos encaminamos por la carretera asfaltada hacia Ojós, siguiendo por el margen izquierdo del río Segura. Pasamos junto a una noria abandonada y, frente a nosotros, en el otro margen del río, hay un túnel que atraviesa una formación rocosa llamada El Salto de la Novia, donde la cultura popular ha elevado a leyenda las desgracias de amores imposibles entre pueblos rivales: árabes y cristianos.
Siguiendo la carretera llegamos a Ojós, enclave privilegiado junto al río y protegido por las impresionantes paredes del Chinte.
Los moriscos de este valle, expulsados a principios del siglo XVII, fueron los últimos que salieron de España. Pasead por sus estrechas calles, contemplad sus escudos nobiliarios y no dejad de visitar el lavadero público. No podemos partir sin probar sus bizcochos borrachos hechos aún artesanalmente en un horno de leña de mas de cien años.
Seguimos por la carretera que cruza Ojós en dirección a Blanca pasando por la iglesia de San Agustín y antes de salir del pueblo por una calle que sale a la izquierda, subimos hasta enlazar con un camino de tierra que, pasando bajo dos algarrobos, nos saca de Ojós por la carretera que sube a Ricote, frente al cementerio. Si no nos apetece pasear por la carretera podemos bajar en el cruce a la izquierda unos 100 metros para coger a la derecha un camino de tierra que sigue los postes del teléfono hasta salir a la carretera, junto al cementerio de Ricote, con una canaleta de agua en la parte izquierda. Pasamos junto a una olivera centenaria que tiene fama de ser el árbol mas viejo de la región, aunque está bastante acosado por el asfalto de la carretera.
La iglesia de Ricote se ve al fondo, interceptada su vista por los artificiales tubos del canal del trasvase que cortan el paisaje. Entramos en el pueblo dejando a la izquierda el cruce en dirección a Cieza y Mula. Esta villa, que da nombre al Valle, está sobre una alta y fértil huerta, rodeada de montes. Aunque estuvo poblada por iberos, fenicios y romanos, es a partir de la dominación musulmana, en el año 826, cuando Ricote se convierte en una fortaleza importante. Según las crónicas, tras sus muros vivió una comunidad de místicos, filósofos, pensadores y sabios (ulemas). No podemos dejar de visitar sus calles moriscas, la casa de Álvarez Castellanos y la iglesia de San Sebastián. El vino de Ricote y los platos fuertes son muy populares entre los visitantes. Desde la plaza de Santiago cogemos la calle que, obligatoriamente, pasa por un vertedero y escombrera; iremos a paso ligero por este tramo, sin bajar por el camino que indica la prohibición de paso, sino que cruzamos una rambla que rodea el alto de la Umbría y nos muestra una magnífica vista sobre el valle, con el río, Ojós y las verticales paredes del Chinte.
Al pasar por un collado, a 365 metros de altitud, donde la ventanica de Ojós queda sobre nosotros, la vista dobla por la umbría a la izquierda, apareciendo de repente el embalse, Blanca y el Solán. Bajamos cómodamente esta pista bien conservada, hasta una explanada en la que, a la izquierda, sube un camino que devuelve al cruce con el albergue de la Calera. En esta explanada seguimos recto, bajando por una senda delimitada con piedras a los lados hasta aparecer ante una huerta, sobre el barranco del pantano que nos saca de la carretera.
Seguimos por la carretera a Blanca, caminando un kilómetro hasta el alto del Palomo; un poco antes de llegar tomaremos un atajo, bajando por un camino de tierra y cruzando por un puente al barranco del Zapato , para salir junto a la finca de don Carlos donde un escudo preside la puerta de entrada. Ya en el alto del Palomo, frente al puente cogemos unas escaleras a la derecha que nos llevan al cruce de Abarán, en el barrio de Runes y, sin entrar en Blanca, pasamos bajo el puente de hierro. Vamos junto al río por el paseo desde donde se contempla la Peña Negra y el castillo.
A unos 800 metros pasamos por el barrio de los Tollos, dejando la carretera asfaltada para bajarnos a la derecha por un carril cementado que cruza la rambla de la Tejera y se adentra en la huerta a través de una senda paralela al río. La senda continúa empedrada hasta salir a un camino más ancho que pasa junto a la casa de Darrax, con un pino centenario en su puerta.
Seguimos el camino recto, pasando entre chopos y un cerrado tramo de cipreses y, alcanzar unas casas aisladas el camino pasa bajo el Cabezo de la Corona (256 metros). Vemos enfrente la sierra de la Cáriala, con un dado de roca característico en su cima.
Un camino asfaltado baja entre huertos para volver a subir a un alto de 175 metros desde donde se contempla Abarán. Aquí dejamos la carretera asfaltada para irnos a la derecha por un camino de tierra, siguiendo una tubería de agua, hacia un casón abandonado. Este camino rodea el soto de Damián y, junto a dos grandes pinos aislados, dejamos el camino para bajr por una senda ala derecha, que pasa sobre la central eléctrica del Jarral.
Tras pasar junto a varias casas, y en un antiguo casón abandonado, bajamos en zigzag hasta cruzar el canal de Nicolás en el huero del Soto. Tras seguir un trecho el canal en dirección a Abarán, doblamos a la derecha en el primer cruce, pasando sobre el Segura por un puente. A la izquierda, al bajar el mismo llegamos al parque de Abarán, punto final del recorrido.