Si hay un icono hoy que identifique Archena está claro que es el Balneario, por eso he querido dejarlo para el ultimo lugar. Los archeneros se sienten o deben sentirse orgullosos de que esté el balneario aquí, no sólo por su importancia económica y social, sino porque es la razón de ser de este pueblo.
Sin "Los Baños" como le gusta decir a la gente mayor, no existiría Archena. Su historia esta unida a este pueblo, a su nombre: Balneario de Archena, dicho así, pronunciado con la fuerza de quien se sabe querido.
Queridos paisanos todos lo sabéis... cuando viajamos y nos preguntan de dónde somos... de Archena, respondemos... ¡ah, el Balneario! Efectivamente: el Balneario, por eso quiero dedicarle un pequeño apunte, apenas un dibujo a pluma de su enorme historia.
Ya hemos hablado de los íberos, de los romanos... y ahora quisiera centrarme aunque muy brevemente en la historia moderna...
Los baños medicinales de Archena adquieren a partir del siglo XVIII la consolidación social y sanitaria necesaria para afianzarse como muy convenientes y efectivos para la salud, en comparación con los existentes en España en ese momento.
La importancia medicinal y curativa de las aguas fueron objeto de estudio por el Dr. Andrés Prim en el siglo XVIII para la famosa edición de «Espejo cristalino de Aguas», aunque sólo se trataba de un pequeño estudio. En esta centuria se imprimirá una obra de gran trascendencia: Disertación physico-médica de las virtudes medicino/es, ufo, y atufo de /os Aguas thermales de la villa de Archena, escrita por el Doctor D. Francisco Cerdán, médico titular de la ciudad de Villena.
La celebridad de las aguas de Archena sirvieron de inspiración a don Ignacio López de Ayala para escribir el Poema Phisico de los Bonos calientes de la villa de Archena en el reino de Murcia, publicado en Murcia en 1777, del que copiamos algunos versos, escritos originalmente en latín y castellano:
Venid, enfermos, de remotas partes, Emprended confiados estos baños, Que el cielo aquí con inauditas artes, Compadecido de la suerte i daños De los mortales, ó sus males cura, O dulce alivio al padecer procura.»
A pesar de la fama de sus aguas termales tanto en España como en Europa, el balneario no reunía las mínimas condiciones higiénico sanitarias para ser considerado como tal, la Orden de San Juan no invertía apenas dinero... y así fue durante todo el tiempo en que fueron de su propiedad. La situación llegó a tal extremo de deterioro que fue necesario realizar una reforma, no sólo de los edificios civiles sino del entorno urbanístico en 1785, y esto gracias a las innumerables quejas que los militares que venían a curarse de las heridas le hicieron llegar al rey Carlos III quien ordenó a la Encomienda que efectuase alguna reforma.
Se decidió poner en marcha un proyecto ambicioso y de gran envergadura, encargado al Arquitecto Gregorio de la Rosa y se recibió el apoyo político a las obras y el interés del Conde de Floridablanca en el proyecto:
La dejadez de los sucesivos administradores de la Orden y el desinterés de la Administración Civil por este tipo de establecimientos, permitieron que las obras realizadas sirvieran para muy poco, y que la decadencia urbanística y sociosanitaria de Los Baños caminasen parejas a la fama que sus virtudes curativas iban alcanzando.
VIDA SOCIAL EN LOS BAÑOS
Los Baños en esta centuria del XVIII están perfectamente consolidados como negocio, proporcionando un fuerte impulso económico al pueblo, sobre todo en el comercio y la mano de obra necesaria para su mantenimiento. A pesar de esto, el interés de los comendadores por esta empresa es puesto en entredicho constantemente.
Con cierta amargura describía Jaime Breix, capellán y administrador de Los Baños, las estancias de las Termas a finales de este siglo.
A pesar de las obras realizadas, el número de habitaciones no era suficiente y muchos enfermos se hospedaban en casas del pueblo, especialmente en el mes de mayo que era el de mayor concurrencia. Esta circunstancia implicaba la gran incomodidad de acudir diariamente al baño desde el pueblo, y según el criterio de Jaime Breix: «esto es nado favorable por mas precauciones que se tomen, pues falta aquella quietud, que este remedio exige, y muy arriesgado por la agitación, y la inclemencia».
Otros enfermos se albergaban bajo toldos que instalaban a las afueras de el balneario o en la orilla del río Segura, y otros más pudientes, lo hacían en sus propios carros, acomodados al efecto.
El considerable incremento de visitantes que el balneario alcanzó durante el siglo XVIII, las obras de mejora realizadas por la encomienda a final de siglo y el uso que como hospital militar desempeñó en la guerra de la independencia, colaboraron a que el establecimiento termal cobrase gran relevancia en el territorio nacional.
Un hecho notable son las sucesivas publicaciones aparecidas en esta centuria, como la del capellán y administrador de los Baños, Jaime Breix en 1801; las memorias de los médicos directores, Juan Alix en 1818, Sánchez de las Matas en 1846 y 1867, Justo María Zavala en 1875; y el interesante y ameno libro de autor anónimo: Guía del Bañista, editado en 1881. A estas publicaciones se añadirían los oportunos datos del Diccionario Geográfico de Madoz; así como los proporcionados en la guía: España en la mano, publicada en 1877.
OBRAS DE MEJORA HASTA LA MITAD DE SIGLO
Después de la Guerra de la Independencia las instalaciones termales quedaron en pésimas condiciones, dado el gran número de soldados enfermos y heridos que habían acudido a curarse, y todavía continuaban llegando en 1815, cuando el Teniente General D. Carlos Guillermo Doyle, que ya conocía el establecimiento, tras haber recuperado su salud con el uso de estas aguas, quedó tan convencido de las posibilidades curativas de las mismas que llamó la atención del Rey Fernando VII.
Todas estas obras fueron realizadas con bajo costo ya que se emplearon como peones a presos del penal de Cartagena; aunque, donde más trabajaron los soldados fue en la construcción de la actual carretera.
Las obras mencionadas, si bien fueron muy beneficiosas para el desarrollo del establecimiento termal, a los vecinos de Archena no le proporcionaron sino grandes perjuicios, ya que durante cierto tiempo tuvieron que vivir con escasez y penuria económica. La razón es bien sencilla: los gastos que ocasionaban los presidiarios, así como los de la tropa de guardia eran adelantados por el Ayuntamiento que a su vez conseguía los fondos del vecindario.
DESAMORTIZACIÓN DEL BALNEARIO
Los Baños, como todas las propiedades de la Orden de San Juan fueron desamortizados según Real Orden publicada el 28 de enero de 1850, pero, previamente habían estado administrados por la Caja de Amortización de Murcia, que muy poco hizo en favor de los mismos, todo lo contrario, al lograr con su mala administración un descenso en el valor del establecimiento termal de cara a la subasta.
Los Baños, sus dependencias y terrenos, fueron adquiridos por el Marqués de Corvera en 23.000 duros, que posteriormente los cedería a su hermano el Vizconde de Rías.
OBRAS DE MEJORA EFECTUADAS DESDE 1851
Las mejoras efectuadas desde que el Marqués de Corvera adquirió la propiedad hasta final de siglo fueron numerosas e importantes:
- El Pabellón de las Termas, estaba donde hoy está el actual, con el mismo nombre. Construido encima de los baños y con comunicaciones interiores, abrió sus puertas en 1862. Constaba de planta baja y principal.
- Pabellón Madrid, situado a la izquierda de la iglesia, formando ángulo con ella, aunque separado por un pasadizo. Con planta baja y principal. Se inauguró en 1868, hoy ya no existe.
- Sucursal del Pabellón Madrid, separada por otro pasadizo de este Pabellón y de la iglesia, constaba de dos pisos y se estrenó en 1873.
- Pabellón Levante, situado a la derecha de la iglesia y frente al Pabellón Madrid, tenía planta baja y principal. Se inauguró en 1878. La llegada del ferrocarril y la apertura de nuevas carreteras mejoraron considerablemente las comunicaciones con el balneario, sin embargo, nada tan importante como la inauguración del puente, fue celebrado por los bañistas que acudían a este pueblo y sufrían el paso de la barca, cuando funcionaba. Las obras de mejora se intensificaron en los últimos años del siglo siempre con la perspectiva de progresar en la calidad de los servicios.
Después de 1880 se decidió terminar el edificio de Las Termas, añadiéndole el ala derecha, para lo cual se derribaron las "casitas" que ocupaban los médicos-libres; se hizo en la planta baja de dicha ala una piscina para duchas de 19 m. de largo por 7 m. de ancho; se construyeron cinco gabinetes de baños con tinas y diferentes grifos instalados para servirse en ellas aguas minerales, comunes, de infusiones calmantes o cualquier otra composición.
Los dos pisos superiores se destinarían a habitaciones de hospedaje. Además a la sucursal del Pabellón Madrid se adicionaron nuevas habitaciones.
El Parque, se trataba de un viñedo que se descepó en 1869 para plantarlo de árboles y arbustos. Se construyó un gran jardín lográndose un impresionante vergel, tal como es hoy. Se abrió al público en 1876, y ofrecía una cuidada selección de árboles y frutales, de las especies autóctonas más comunes en la región así como gran número de plantas tropicales.
Estaba a la otra orilla del río y para visitarlo era preciso cruzar en barca, lo que añadía un atractivo mayor al paseo. En el Parque se instalaron diversos juegos: tiro de pistola y carabina, billar romano, juego de la rana y otra serie de distracciones al aire libre. El acceso a esta diversión se hacía mediante un abono de 30 reales para todos los días, que incluía así mismo la entrada al Casino. Si sólo se quería entrar al Parque el abono era de 10 reales por temporada. Lo normal era efectuar las visitas por la tarde, después de reposar la comida.
EL BALNEARIO EN EL SIGLO XX
Al inicio del siglo se observa un periodo de gran brillantez del balneario pero de estancamiento en obras y equipamiento, y el establecimiento sufre un importante deterioro.
Durante la guerra civil el balneario es ocupado por un destacamento del ejército ruso que utiliza las instalaciones con cierto cuidado pero que no puede impedir un aumento del deterioro.
Tras la guerra civil la familia de los actuales propietarios... inicia un periodo de relanzamiento, con importantes obras en los años 80, 90 y sucesivos como en la actualidad. Se construye y se reconstruye con el rigor necesario para mantener con pulcritud el sabor añejo de sus instalaciones, pero con aire renovador y respetuoso con la finalidad de un establecimiento termal.
Hoy, el Balneario es la primera empresa del pueblo, téngase en cuenta que en el año 2001 se han superado las 150.000 pernoctaciones, con más de 15.000 clientes estables y mas de 10.000 que utilizan las instalaciones termales y recreativas... con un importante expansión de futuro
Se que la sociedad propietaria del Balneario es consciente de la joya histórica que posee, por eso, conocedor de su responsabilidad les pido y ruego que sean capaces de combinar adecuadamente lo antiguo con el progreso, de esa exacta combinación todos ganaremos, y la historia nos juzgará.
Autor: Manuel Enrique Medina Tornero.
Publicado en: "La Archena de ayer... en 7 postales". 2003
Adjunto: El Balneario de Archena (PDF)
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