La iglesia de Archena está situada en un lugar estratégico, antes ocupado por una mezquita, mirando a la vega más fértil del término municipal, a los sotos del comendador, al ramel y al pago del barranco, presidiendo el camino real, las parecicas, el único acceso al pueblo desde Ceutí.
En una esquina del pueblo sin construcciones adosadas que le molesten, con su vieja campana -la dona- bendecida en 1734, la que indica el comienzo de la jornada, la que avisa de los riegos, marcando la vida laboral y el reloj de los sin reloj... la que recuerda al hombre sus obligaciones.
Es una iglesia pobre en su fábrica, en su construcción... sencilla en su planta y sin alardes en su interior, que ha soportado todo tipo de avatares y agresiones pero que ha presidido muchos acontecimientos felices... De esta iglesia quiero hablaros.
La conversión de los mudéjares de Archena implicó, si no la destrucción, sí al menos la habilitación de la mezquita árabe, en iglesia parroquial. En 1505 mediante una bula, la Santa Sede autorizó que las antiguas mezquitas pudieran convertirse o transformarse en iglesias.
Archena, convertida en parroquia, con pila bautismal, dependía de la vicaría de Calasparra. Al frente de la iglesia había un prior bajo la dependencia orgánica del comendador de la Encomienda.
La iglesia se edificó hacia la primera mitad de este siglo, en 1547 ya existía, lo conocemos por una de las visitas de apeos realizada por la Orden, en la que se menciona la posesión de: «una iglesia de la advocación del señor san Juan».
Sólo sabemos que se trataba de una pequeña "nave" rectangular acabada en un cono, con los techos muy bajos y sustentados en "colañas" que se rompían con frecuencia dejando el tejado al descubierto.
La iglesia sólo disponía de siete bancos para asiento de los feligreses y tres escaños para ser ocupados por el comendador o su representante, el alcalde mayor, cuando acudían a las ceremonias.
Así debió seguir la iglesia, pequeña y en mal estado puesto que durante el siglo XVII las condiciones arquitectónicas empeoraron ya que en las visitas de los comendadores, al referirse a la iglesia únicamente encontramos quejas del prior, del concejo y de los vecinos, así como recibos de continuas reparaciones.
CONSTRUCCIÓN DE LA IGLESIA
En el siglo XVIII debido al crecimiento demográfico, la expansión económica, la importancia dada por la Iglesia a las parroquias, y todo esto, unido al estado lamentable y ruinoso que presentaba el templo de Archena, sirve para afianzar la idea de construir una iglesia. Debía ser preocupante el estado de la iglesia cuando la orden hospitalaria decidió acometer la reconstrucción en el mismo solar, incluso aprovechando parte de la estructura ya edificada. Podíamos denominar a la obra proyectada como de expansión de la iglesia primitiva.
La dirección de la obra se le encargó al maestro alarife Gregorio de la Rosa, que a partir de este momento también realizaría los trabajos de construcción del Ayuntamiento, el horno y la nueva planta de Los Baños. Las obras dieron comienzo en la primavera de 1770, aunque no disponemos de planos, ni de planteamientos técnicos, sólo conocemos la cantidad de materiales empleados.
Los edificios de las dos iglesias, la primitiva y la nueva, se unieron en 1785. Aunque la iglesia se quedó sin acabar dejando pendientes importantes obras de envergadura. Hasta 1819 y tras intensas gestiones del ayuntamiento, no se reanudaron las obras, previa autorización, mediante real orden del rey Fernando Vil a la junta económica de la Orden de San Juan.
Efectivamente, las obras se subastaron y la mitad de las mismas se iniciarían en la primavera de 1819, pero apenas transcurrido un año se paralizaron, dejando las capillas cortadas hasta el arranque de los arcos. En 1835 no se habían reanudado las obras pendientes y los oficios religiosos se celebraban en la mitad del crucero, espacio insuficiente y poco capaz, en opinión del clero y Ayuntamiento, para albergar a los feligreses que concurrían.
Las obras inacabadas se fueron realizando muy lentamente a lo largo de este siglo y parte del XX, gracias a los generosa aportación de los vecinos, y de manera especial de algunos hacendados ricos del pueblo, como los Vizcondes de Rías, en cuyo agradecimiento se les otorgó el título de "Bienhechores del Templo" así lo testimonia la lápida colocada en una de las paredes de la iglesia. Es de interés leer la descripción que hace de la iglesia J. A. Melgares, quizá el único que hasta ahora haya abordado un estudio pormenorizado.
Por fin en 1889 se terminaron dos capillas y en 1890 fue preciso renovar casi todo el tejado. En 1897 se reconstruyó la sacristía y se edificó un cuarto trastero.
En la actualidad podemos comprobar cómo la torre gemela de la derecha nunca se terminó, dando a la iglesia un aspecto inacabado.
Durante los primeros años del siglo XX no se realizaron más obras, salvo para estropearla. Se hicieron revoques de las paredes exteriores, que hoy se pueden contemplar tras las obras de restauración recientemente realizadas.
La inadecuada utilización durante la guerra civil supuso daños materiales en el interior así como la desaparición y/o destrucción de imágenes y el retablo del altar mayor, aunque otros posteriormente también eliminarían elementos ornamentales de gran valor para la adaptación de la iglesia a las nuevas formas de culto emanadas del Concilio Vaticano II. Una-de las más significativas fue la del pulpito. Los revoques interiores han vuelto a taparse con otra capa de pintura... Y la pintura que presidía el altar mayor, con la escena del bautismo de San Juan Bautista pintado por Enrique Salas también ha desaparecido.
Autor: Manuel Enrique Medina Tornero.
Publicado en: "La Archena de ayer... en 7 postales". 2003
Adjunto: La Iglesia de San Juan Bautista (PDF)
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