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Historia

  • Actas de las Sesiones del Ayuntamiento Pleno. Archivo Municipal de Archena.
  • Distintos autores “Historia de la Región de Murcia”. Ediciones Mediterráneo. Murcia, 1980
  • Francisca AMORÓS VIDAL: "Un rincón para la historia". Artículos incluidos en esta sección fija de la revista "La Vega". Archena, 1996-2000.
  • José Miguel GARCÍA CANO y Enrique PAGE DEL POZO "La necrópolis ibérica de Archena. Revisión de los materiales y nuevos hallazgos". Verdolay, nº 2, págs.109-147.
  • Francisco GARCIA HERNANDEZ: "La cerámica ibérica decorada de estilo Elche-Archena sección fija de la revista 'La Vega'. Archena 1996-2000". Catálogo de la exposición celebrada en el Museo Arqueológico de Alicante, 1987
  • Manuel Enrique MEDINA TORNERO "Historia de Archena. De los primeros pobladores al siglo XIX". Murcia, 1990.
  • José A. MOLINA GOMEZ : "Arqueología de Archena". Programa de las Fiestas Patronales, 1993.
  • Mª Teresa PEREZ PICAZO, G. LEMEUNIER, Francisco CHACON "Materiales para una historia del Reino de Murcia en los tiempos modernos", Murcia, 1979
  • M.T. PÉREZ PICAZO y G. LEMEUNIER "El proceso de modernización de la Región Murciana (siglos XVI-XIX)", Murcia,1984
  • Miguel RODRÍGUEZ LLOPIS: "Historia de la Región de Murcia". Monografías regionales. Murcia, 2000

Estos "Apuntes..." nacieron en 2001 con destino al web municipal como forma de garantizar su accesibilidad, de poner la historia del municipio al alcance de un ilimitado número de personas, en definitiva, de cualquier interesado. En principio eran un resumen del libro “Historia de Archena”, de Manuel Medina, ampliándolo en lo que se refiere a la historia del siglo XX, que no se recoge en el mencionado libro, complementado con nuevas aportaciones extraídas de los propios documentos del Archivo Municipal, artículos de arqueología, monografías de historia regional u otras lecturas que permitían enmarcar y ampliar la historia local. En 2007 han sido sometidos, al tiempo que el propio web, a una profunda actualización. Podría parecer que la historia es algo inmutable, o al menos escasamente revisable pero afortunadamente no es así, con frecuencia se descubren nuevas fuentes documentales o arqueológicas que nos hacen revisar lo que se daba por sentado. En nuestro caso, sabemos mucho más sobre la historia de Archena en estos últimos siete años. Esperemos que se realicen nuevos estudios, como los que propician los Congresos del Valle de Ricote, que continúen las excavaciones arqueológicas, que se sigan aportando nuevas monografías y, por todo ello, que pronto sea necesaria una nueva puesta al día de la siempre viva y abierta historia de Archena.

Cabezo del Tio Pio 2La importancia arqueológica de Archena es absolutamente incuestionable; las buenas condiciones que ofrece para el poblamiento con el agua que aporta el río Segura, la bondad de sus tierras de cultivo, y los cerros que permiten su defensa, han sido aprovechadas desde hace milenios. Gracias al descubrimiento de un enterramiento calcolítico, situado enfrente del polígono de “La Capellanía”, que albergaba los restos de 23 individuos inhumados con su ajuar, podemos datar la presencia humana desde el 2300 a.C. Aunque no se han realizado grandes excavaciones sistemáticas, son numerosos los restos de la cultura argárica hallados en el “Cabezo Redondo” y en el “Cabezo del Tío Pío”. Esta cultura se desarrolló en el sureste de la Península Ibérica, entre el tercer milenio y el segundo antes de Cristo. Sus casas eran rectangulares y estaban orientadas a la solana; no practicaban la incineración, siendo el enterramiento primero en cista y posteriormente en tinaja. Para la fabricación de armas utilizaban todavía material lítico, aunque el bronce ya era conocido a partir de las aleaciones del cobre. En cuanto a los ajuares, no faltan lógicamente espadas y puñales de bronce, cuentas de collar, diademas y algunos elementos cerámicos.

Al igual que hicieron posteriormente los íberos, ocuparon colinas y cerros inaccesibles dotados de poderosas fortificaciones por razones defensivas, para poder controlar con facilidad las vías naturales de comunicación y los cursos de agua. En agosto de 1945 fue excavado el yacimiento del Cabezo Redondo donde se encontraron abundantes restos de cerámica, la típica del bronce mediterráneo en su fase tardía, y de ruedas de molino. La cultura argárica, es una cultura guerrera sobre base económica mixta de cultura de azadón, ganadería (sobre todo ganado vacuno) y minería. En 1944, se había descubierto otro poblado en el Cabezo de Tío Pío, en el margen opuesto del río y a distancia relativamente corta.

Entre los siglos VII y VI antes de Cristo, los pueblos del sur de la provincia sufrirán una serie de transformaciones importantes a partir de las influencias mediterráneas y más concretamente, fenicias coloniales. La utilización del hierro y la aparición del torno de alfarero, la calidad de las cerámicas, muchas de ellas importadas son muestras de esta evolución que está en la génesis de la cultura ibérica. La homogeneidad cultural no implicaba ningún tipo de estructura política común, por lo que se mantenía la inseguridad. Pese a ser una sociedad guerrera en la que predominaba una aristocracia militar, se alcanzó un gran refinamiento cultural; eran grandes orfebres y mantenían fluidas relaciones comerciales. Concretamente en el “Cabezo del Tío Pío” podemos situar un núcleo de población íbero anterior al siglo III antes de Cristo; el enclave reúne las características básicas de buena situación para la defensa y control de curso de agua. El estado del yacimiento es lamentable, ya que ha sido expoliado desde tiempo inmemorial, contando sólo con una excavación oficial, la llevada a cabo en 1944 por San Valero y Fletcher en el enclave donde se sitúa una Necrópolis ibérica (en realidad, los enterramientos se producían en las mismas casas) y donde se han encontrado los restos arqueológicos más importantes siendo infinidad las ánforas, vasos, platos... aparecidos. Ya en los años veinte prospectó sistemáticamente el yacimiento A. Valiente, aficionado de Archena, quien recuperó, entre otros materiales, numerosos fragmentos de vasos griegos.

vaso museo archena

Prácticamente todas las sepulturas parecen pertenecer al siglo IV antes de Cristo. La importancia de la cerámica ibérica extraída de Archena es tal que en 1929 Obermaier y Heiss acuñaron el término “cerámica Elche-Archena”. Esta denominación se utiliza para las escenas “figurativas” que decoran algunos grandes vasos de Archena y La Alcudia (Elche). Aparecen preferentemente motivos simbólicos, presumiblemente religiosos. El otro estilo, el llamado de Oliva-Liria se califica de “narrativo” e incluye escenas fundamentales para el conocimiento de la vida cotidiana.

Los utensilios más numerosos hallados son urnas, vasos, platos, fíbulas, urnas, cráteras, oinokhoes y copas. Los principales motivos decorativos son las aves, los carniceros, la figura humana, los peces, las liebres o conejos, las grandes flores, las rosetas, los caballos, los ojos y por supuesto, las cenefas. Destaca en su contemplación “el horror al vacío”, que hace que los pintores construyan escenas abigarradas con profusión de elementos decorativos. Entre los restos hallados sin duda el más importante es el llamado “Vaso ibérico de Archena” conservado en el Museo Arqueológico Nacional, que contiene una escena de lucha y supone una muestra excepcional del arte pictórico ibérico al representar la figura humana. En realidad se trataba de una urna funeraria, puesto que contenía restos humanos incinerados.

También los cartagineses dejaron guarniciones militares en Archena, constatándose su presencia desde el año 234 a. d. C. La Península Ibérica será escenario de batallas entre las dos potencias militares más poderosas de la época: Roma y Cartago. Los moradores íberos participarán en la contienda como mercenarios o bien obligados por levas forzosas. La lucha se decidirá a favor de Roma, que rápidamente impregnará con su cultura todo el este peninsular, habituado a sucesivas colonizaciones e influencias de los distintos pueblos mediterráneos. Por el contrario la resistencia de pueblos más nórdicos, especialmente astures o cántabros fue mucho mayor, siendo apenas “romanizados”. El inicio del proceso de romanización puede situarse para la región en las revueltas del año 175 a.d. C. sofocadas por T. Sempronio Graco, que supusieron el fin de muchas poblaciones indígenas situadas a lo largo del curso del Segura. Algunas de estas poblaciones consiguieron convertirse en municipios por su colaboracionismo con Roma, lo que las integraba en las estructuras del Estado, dotándolas de autonomía en la gestión de los recursos locales, como parece haber ocurrido con Elioroca (Lorca) y, posiblemente con Archena.

Placa romana balneario archenaLos romanos dejaron unos vestigios muy importantes quedando una constancia tan evidente de su presencia en el Balneario que podemos afirmar que la mayor parte de las edificaciones actuales están asentadas sobre restos romanos. Esto no debe extrañarnos teniendo en cuenta que para ellos, los baños constituían una parte importante de la vida social y cotidiana, por lo que todos sus núcleos urbanos contaban con Termas. En las zonas en las que existía un afloramiento de aguas naturales con virtudes terapéuticas, era inmediatamente aprovechado de tal forma que la mayoría de los Balnearios actuales se asientan sobre construcciones romanas.

Gracias a las excavaciones iniciadas en 2005 podemos asegurar que fueron dos los Balnearios que existieron en época romana, es decir, primero se fue construyendo un complejo termal, con excelentes materiales, que quedó prácticamente destruido por una gran riada y posteriormente se abordó la reconstrucción de la que da cuenta la célebre lápida de los duoviros, llevada a cabo por la familia de los Decuriones. Ambos procesos destrucción y reconstrucción tuvieron lugar, al parecer, en el mismo siglo I d.d.C. A esa misma época pertenecen la mayor parte de las monedas encontradas en el subsuelo, no solo del Balneario sino de buena parte del término de Archena, muchas con el nombre de Cesar Augusto y otras con el de Tiberio.

El texto de la lápida ha sido objeto de distintas transcripciones, la que recoge el arqueólogo Matilla Séiquer es: Cayo Cornelio Capito y Lucio Hio Labeo, duoviros, por un decreto de los decuriones se encargaron de reconstruir los acueductos (o el Balneario)y de esto mismo dan fe. Para este y otros autores la presencia de los duoviros o alcaldes es suficiente evidencia de que Archena se hubiera convertido, en un momento anterior, en municipio.

Está documentada la existencia de villas rústicas en Archena, especialmente en la zona próxima al Balneario, aunque resulta muy problemático atribuir al actual núcleo urbano de Archena una fundación romana, puesto que la población en esa época estaba centrada en torno a las Termas. La importancia y calidad de las cerámicas encontradas nos confirma la rápida romanización y engrandecimiento de la villa cuya vida urbana quedó definitivamente consolidad al ser incluida en la infraestructura de caminos y calzadas que partían desde Cartago Nova.

No tenemos actualmente ninguna información sobre la época visigoda; Archena estaba lógicamente enclavada en la cora de Tudmir, territorio que fue el último enclave visigodo en conservar cierta independencia frente a los conquistadores musulmanes que rápidamente se hicieron dueños de casi toda la Península en 711. El último de los emires Abd-Allah emprendió una campaña en el año 896 contra los mozárabes de Tudmir, ofreciendo la fortaleza de Rikut una fuerte resistencia, que no obstante, acabó siendo dominada.

Hasta ahora son también escasos los testimonios de la cultura musulmana localizados en Archena, aunque se sabe de la existencia de diversos enclaves que algún día deberán ser convenientemente estudiados. Entre los recientes hallazgos encontrados en los Baños destaca una noria del siglo XII. Las entidades de población se agrupan en relación a un castillo o hisn son numerosas hasta bien entrado el siglo XIII. Sobre los cimientos de una antigua fortificación romana, los árabes, en época almohade (siglo XII) levantaron una fortaleza y castillo, para controlar la salida del Valle de Ricote y proteger sus huertas a orillas del Segura. El castillo, perfectamente comunicado con el de Ulea y este a su vez con el de Blanca debía depender del de Ricote y era fundamental para el control del Valle. El castillo de Archena, situado en el Cerro del mismo nombre, está en la actualidad en completa ruina, no tanto por el transcurso del tiempo sino por que fue derruido intencionadamente. En efecto, en el Archivo Municipal de Murcia, en el Almudí, se conserva una carta remitida en 1452, en el marco de las guerras civiles castellanas, por el príncipe don Enrique al Concejo de Murcia para que diera ayuda al Prior y al Comendador de la orden de San Juan para tomar y posteriormente destruir, el castillo de Archena[1].

  • [1] Carta del príncipe don Enrique al concejo de Murcia para que diera ayuda al Prior y al comendador de la orden de San Juan para tomar posteriormente el castillo de Archena. Original A.M.M. Fotocopia A.M.A. 3344-7

Pese a la ausencia de investigaciones arqueológicas sistemáticas, para Pérez Picazo y Guy Lemeunier se impone la evidencia del alto nivel de poblamiento de la Región murciana a mediados del siglo XIII, especialmente en las zonas de regadío. Archena estaba constituida por pequeños núcleos o alquerías, que daban un poblamiento disperso, al que le correspondía el castillo como elemento central. Los mudéjares archeneros trabajaban el esparto y el lino, además de ocuparse de las faenas agrícolas y mantener y conservar las acequias para el riego.

En 1243 el emir Ibn Hud, ante el aislamiento casi total del reino murciano, ofreció su rendición al entonces infante de Castilla, don Alfonso, que se concretaría en la capitulación de Alcaráz. El castillo de Archena fue entregado por el Infante don Alfonso a uno de los caballeros de su hueste por un privilegio de 1243, documento en el que aparece el nombre de Archena por primera vez en la historia: "da en tenencia lo de Archena y otros tres castillos a D. Rodrigo López de Mendoza". Esta posesión duraría poco puesto que apenas un año después, el 15 de julio de 1244 el Infante concedió la propiedad del castillo y villa a la Orden de San Juan en la persona de su Comendador frey Guillén de Mondragón:

"...otorgo a el e a la Horden del Hospital...el castillo de Archena con su villa por heredat con montes e con fuentes e con pastos, con entradas e con salida, con todos sus terminos e con todas pertenencias, así como las avie Archena en tiempo de moros..." [2]. En 1266 le fue concedida a la Orden militar de San Juan de Jerusalén la población de Calasparra como Encomienda. Las Ordenes Militares, surgidas durante las Cruzadas, estaban integradas por monjes-soldados, que además de sus votos monásticos, juraban también dedicar su vida a la defensa de la cristiandad. Para ser admitido como caballero era preciso probar la descendencia de antepasados nobles de hombres y armas y tener complexión robusta. Tuvieron una gran importancia en la Reconquista española, y no es de extrañar su fuerte presencia en el Reino de Murcia, (en especial de la Orden de Santiago), que permaneció durante casi tres siglos como frontera frente al Islam.

  • [2] Citado en Carlos de Ayala Martínez : Libro de privilegios de la Orden de San Juan de Jerusalén. Ed. complutense (1995). Recogido por Manuel E. Medina y Luis Lisón.

La política de tolerancia con los musulmanes consagrada en el tratado de Alcaráz se fue endureciendo progresivamente, conculcándose sus derechos y apropiándose los nuevos pobladores de sus tierras, en los célebres repartimientos. Numerosos musulmanes emigraron a Granada, especialmente los de clase social elevada, y el descontento se fue extendiendo entre los que permanecieron en el reino, hasta desembocar en un auténtico levantamiento en el año 1264. El rey castellano tenía entonces abierto el frente bélico de Granada, por lo que pidió ayuda a su suegro, el rey Jaime I. En 1266 ya estaba sofocada la rebelión y a partir de ahí, al poder esgrimir los castellanos el derecho de conquista, las condiciones de vida del colectivo musulmán empeoraron aún más. Posteriormente en el marco de la guerra civil castellana entre los sucesores de Alfonso X, una de las facciones pidió ayuda al rey de Aragón y Jaime II la concedió con la condición de anexionarse el reino de Murcia, que pasaría a pertenecer durante ocho años a la Corona de Aragón. En tratados posteriores se realizó una división entre los dos reinos que dejaba el límite entre Murcia y Valencia casi donde está en la actualidad.

La población mudéjar se mantuvo en principio en los núcleos señoriales, donde los señores, conscientes de sus intereses, intentaron retenerlos, mientras que la afluencia de poblamiento cristiano hacia los municipios de realengo, los expulsó progresivamente de las ciudades. A mediados del siglo XIV, un siglo después de la conquista castellana, el reino de Murcia no era otra cosa que un archipiélago de castillos perdidos en el monte, habiendo quedado prácticamente despoblada, el emigrar buena parte de la población musulmana al vecino reino musulmán. La inestabilidad y escaramuzas bélicas propias de un territorio que era frontera con el de Granada contribuyó enormemente al despoblamiento, que se vio agravado por sucesivas epidemias de peste. La región tardará siglos en recuperar su déficit poblacional. Ante el vacío humano las tierras descasan, apenas hay cultivos y la agricultura trashumante se enseñorea del territorio.

A la inestabilidad propia de la frontera, se sumó el conflicto civil dentro del cual Archena fue conquistada por Alonso Fajardo, el Bravo. En este contexto, el príncipe don Enrique escribía desde Jumilla en 1452 al concejo de Murcia: Yo he sabido que Pedro Arróniz tiene tomado y ocupado el castillo y fortaleza de Archena, que es de la Orden de San Juan, y exhorta al cabildo para que tome por las armas dicha fortaleza en la carta antes mencionada.

cruzdemaltaEl origen de la Orden de San Juan está en un hospital fundado en Jerusalén para acoger a los peregrinos. Una importante peculiaridad de esta Orden, que más tarde trasladó su sede a Malta, es su carácter internacional, lo que le permitió escapar del control directo de la Corona, ya que desde los Reyes Católicos, son los monarcas los Grandes Maestres de las restantes ordenes militares españolas. En 1462, ya muy próximo el final de la Reconquista y casi pacificada la frontera, la Orden de San Juan (también conocida como Orden de Malta), decidió favorecer la repoblación del lugar. La religión de San Juan otorgó una Carta-Puebla en la que se recogían las obligaciones y derechos de los ocupantes de la villa. La aljama de moros de Archena fue sometida a un sistema de total sometimiento a la Orden. La ley municipal recogida en esta escritura de población refleja un estatuto mucho más gravoso para los habitantes de Archena que el otorgado a Calasparra, al haber sido ésta última repoblada por cristianos. Aunque esta escritura tiene el nombre de “Privilegio...” los únicos derechos que se les reconoce son los de ser juzgados en la propia Villa por su Alcalde moro y conforme a sus leyes musulmanas y no ser llevados presos fuera del lugar; todo lo demás son tributos de distintas clases: personales, agrícolas, pecuarios, de tráfico, de servicios,...

Elemento fundamental del que dependerá un mayor o menor peso señorial era precisamente la proporción de cristianos y musulmanes entre los vasallos, ya que estos últimos están mucho más duramente gravados. “Es fácil deducir quién sufrirá las cargas más pesadas: las pequeñas comunidades rurales musulmanas donde los señores o comendadores han organizado ellos mismos la colonización, como en el Val de Ricote, el Valle del Río Mula y parte de la Vega de Molina (Ceutí, Cotillas)[3].

  • [3] Mª Teresa PÉREZ PICAZO y Guy LEMEUNIER: "El proceso de modernización de la Región Murciana (siglos XVI-XIX)", Murcia,1984

mod1Pese a las duras condiciones mencionadas, hacia el año 1500 se constata un aflujo de colonos musulmanes procedentes de Granada hacia Archena, que permiten recuperar la explotación agrícola en los regadíos abandonados. Se restaura la red hidráulica e incluso se incrementan los regadíos en relación con la época de dominio político musulmán. Al menos desde 1377 tenemos constancia del funcionamiento de la acequia mayor de Alguazas, que nace en el término de Archena.

A principios del S. XVI los Reyes Católicos plantean una disyuntiva a los seguidores del Islam: deben convertirse al cristianismo o ser expulsados del país. La medida ya se había aplicado a los judíos en 1492 y hay que encuadrarla dentro de un proceso de búsqueda de la unidad religiosa en sus reinos, que hoy en día resulta difícil de entender. Si en el caso de los judíos se había producido una importante pérdida de población, calculándose en la mitad los que prefirieron emigrar a renunciar a su fe (algo que no habían previsto los reyes), los musulmanes no hicieron lo mismo. Puestos en la misma situación en 1502, la inmensa mayoría de los musulmanes murcianos, decide bautizarse y cambiar) de religión. Las aljamas del reino de Murcia se adelantaron a la Orden Real enviando a dos representantes, uno de Pliego y otro de Molina solicitando una conversión masiva y asegurando a los reyes su sumisión, en 1501. Es evidente que en estas condiciones el cambio obedece más a motivos políticos que a creencias personales. Las razones están en la necesidad de vivir en paz, pero también en el deseo de acceder a un estatuto jurídico superior, el del cristiano, que implicaba (o al menos así lo creían) una clara mejoría en las obligaciones fiscales (reales y señoriales).Con la conversión los mudéjares pasaron a ser considerados moriscos, con lo que esperaban mejorar sus condiciones en la relación señorial con la Orden a la que pertenecen, lo que en el caso de Archena se concreta en la reivindicación de pagar los mismos impuestos y cargas que los cristianos viejos de Calasparra. Ello dio lugar a un extenso pleito, que se inició en 1512, por el cual Pedro López Fajardo en nombre del concejo de Archena, insta al comendador a cumplir las condiciones prescritas en la carta otorgada por los Reyes Católicos e igualar el estatuto jurídico de los habitantes de Archena con los de Calasparra.

Noria La Algaida ArchenaLa prueba de que tras ser decretada la conversión obligatoria muy pocos moriscos optaron por la expulsión, es el crecimiento de la población en la Villa de Archena que pasa de los 85 habitantes de principios de siglo, a los 416 del final. El aumento demográfico implica un desarrollo paralelo de la superficie cultivada, facilitada por la laboriosidad y el dominio de las técnicas agrícolas, especialmente las de regadío, que permitieron crear una fértil huerta. El crecimiento demográfico y económico impulsó la racionalización de los regadíos y los litigios sobre el agua, que generalmente se resuelvían con el arbitraje de los ayuntamientos. Los conflictos tienden a complicarse en los casos en que las acequias atraviesan varios términos municipales: Archena, Ceutí, Alguazas y Cotillas, estarán perpetuamente en pleitos a lo largo del siglo XVI. Las tareas agrícolas ocupaban casi a la totalidad de la población, siendo las producciones más importantes el arroz, panizo, aceite, seda y cebada. La ganadería por el contrario, siempre tuvo en Archena poca implantación. En cuanto al comercio, sólo había una pequeña taberna donde se vendía vino y vinagre, un estanco de aguardiente, una carnicería y una tienda de especiería. Existían también dos molinos, uno para moler el arroz y el otro harinero, ambos propiedad de la Orden.

Tras la conversión el pueblo deja de regirse por la aljama o grupo de viejos que representaban a la comunidad. Ahora se puede constituir el típico Concejo castellano, formado por dos alcaldes ordinarios y dos regidores que eran elegidos anualmente por los propios cargos salientes.. El Concejo o regimiento castellano era muy poderoso por la gran cantidad de competencias que tenía, ya que regulaba casi todos los aspectos de la vida cotidiana, estableciendo los precios de los artículos de primera necesidad, dictando bandos de buen gobierno, etc. También concierne al Concejo el reparto del impuesto real y la gestión del patrimonio municipal. Las elecciones de los miembros del Concejo se celebraban en San Juan de Junio, hasta mediados del siglo XVIII, en que se hacen coincidir con el año natural. Los electores eran los mismos cargos salientes. Los nuevos alcaldes y regidores designaban a los llamados oficios concejiles, mayordomo de propios, alguacil, alcaldes de la Santa Hermandad, preceptor de bulas de cruzada y alguacil.

cruzdemaltaAdemás de estos cargos, existía un alcalde mayor, representante de la Orden de San Juan y directamente elegido por ella. También el escribano del número debía ser nombrado por La Orden, que igualmente tenía que confirmar las ordenanzas municipales y los cargos electos, lo que motivó un pleito en 1540 ante la Chancillería de Granada al no querer la Orden de San Juan, confirmar a los alcaldes elegidos, consiguiendo tras un largo proceso, en 1600 una sentencia favorable a la Villa. según la cual la Orden se debía limitar a ratificar a las personas elegidas. El señorío jurisdiccional que mantenía la Orden le permitía actuar, por medio del Alcalde Mayor en las causas civiles y criminales, tanto en primera instancia como en apelación. Además de al alcalde mayor, nombraba directamente al escribano y controlaba los tributos, recibiendo una parte fundamental del diezmo y otros impuestos. El párroco de Archena debía también ser miembro de la Orden de San Juan, lo que le concedía a la Parroquia autonomía respecto al obispado de Cartagena. Por su señorío territorial, la Orden era propietaria directa de ricos terrenos de regadío, situados muchos de ellos en las ricas tierras de La Algaida, de inmuebles como la Casa Grande (que vendió en el siglo XV), de monopolios como el molino o la venta, y de los Baños Termales. Compartía con los propios de la Villa el aprovechamiento de los montes y cerros municipales. Los derechos estrictos de señorío y vasallaje obligaban a los vecinos hacendados a pagar una gallina y seis maravedíes o sólo una gallina o su producto, si se carecía de hacienda.

El siglo XVII implicó una regresión demográfica en Archena, de tal magnitud que hizo que la población disminuyera hasta situarse casi en los niveles del siglo XV. Una causa fundamental del retroceso fue la expulsión definitiva de los moriscos, acusados de conservar subrepticiamente sus antiguas creencias religiosas y de apoyar a los bereberes, en conflicto continuo con la cristiandad en estas fechas. El detonante más inmediato de la gran hostilidad de la opinión pública hacia los moriscos fue su sublevación en la comarca andaluza de Las Alpujarras en 1570. En principio, el Decreto de expulsión (firmado en 1609) excluyó a los moriscos murcianos, cuya integración era muy superior a la los de otros lugares y por los que abogaron las autoridades locales, advirtiendo que se comportaban “como cristianos viejos. A principios del siglo XVII los moriscos murcianos rondaban las 12.500 almas, representando un 15% de la población global del reino. En Archena la población estaba formada por 290 moriscos y 12 cristianos viejos. En 1610 los moriscos granadinos llegados a la región tras la guerra de las Alpujarras, fueron deportados, pero no los antiguos mudéjares murcianos que habían ayudado a sofocar ese levantamiento, y que multiplicaban las rogativas y procesiones como muestra de su sincero cristianismo. Pero la política se diseñaba en la lejana Corte y los intereses de los gobernantes se mostraron indiferentes a la situación murciana. El 8 de octubre de 1611 se publicó en Murcia el Bando de expulsión, aunque su ejecución definitiva no se produjo hasta el 19 de octubre de 1613, fecha en la que empezaron a embarcar en Cartagena. En Archena parece que algunas de las 86 familias moriscas censadas pudieron evitar la expulsión, lo que unido a la constatación de que bastantes familias oriundas del Valle de Ricote, consiguieron volver después de embarcadas, permitió que finalmente la expulsión “sólo” afectase a unas cuarenta familias (entre un 40% y un 50% de la población según Rodríguez Llopis).

La otra causa de la profunda crisis demográfica del siglo es la serie de calamidades que asolaron la región murciana: riadas, sequías, pestes, terremotos, plagas de langosta, y, especialmente las epidemias de peste de 1648 y 1672- 80. Con todo ello el descenso de la población se prolongó a lo largo de toda la centuria. Así se pasó de unos 50 vecinos en 1643 a 30 en 1665, y siguió descendiendo hasta final de siglo, de forma que en la visita hecha por el Comendador de la Orden de San Juan en 1680 se dice que la Villa contaba con unos 20 vecinos. En el repartimiento para la contribución de 1703 incluye 34 vecinos lo que implica cierta recuperación. La caída de los productos tradicionales de la exportación murciana, entre ellos la seda, que en muchas zonas constituía casi un monocultivo, unieron una crisis de subsistencias a la demográfica, agudizando los efectos de la misma.

acequia archenaPese a estos problemas, continuaron la roturación de terrenos y la realización de importantes obras hidráulicas, como el cambio de lugar y de curso de la acequia principal de Archena, que se inició en 1628 y constituye una obra civil de gran importancia. El agua de la acequia discurría por el Cabezo del Ciervo, cerca de los Baños, hasta lo que hoy conocemos como La Cerca a través de canales de madera. Este sistema suponía una gran perdida de agua y transportaba poco caudal para el terreno que hacía falta regar; por ello se decidió construir la mina, túnel profundo que transcurre desde el pozo de La Morra hasta la Cerca (entre el monte del Castillo y el Ope) para encontrarse de nuevo con la acequia.

La expulsión de los moriscos propició una ocasión de oro para que la oligarquía murciana se enriqueciera fácilmente, propiciando una mayor concentración de la propiedad. Un sesenta por ciento de la tierra en Archena estaba en manos de propietarios forasteros, destacando especialmente la familia Hurtado. Los propietarios archeneros más importantes eran los Murcia, Melgarejo, López, Basco, Campos y Llamas. Estos últimos grandes hacendados pasaron a ser desde principios del siglo XVII, propietarios de la Casa Grande, al decidirse la Orden a venderla tras haberse derrumbado parte del edificio por un terremoto.

El ayuntamiento de Archena tan solo dispuso de edificio propio a finales del siglo XVIII; hasta entonces las sesiones del Concejo tenían lugar al salir de misa y se celebraban en alguna casa particular, normalmente la del escribano, o en la propia Iglesia. Tenemos constancia de la existencia de la misma al menos desde 1547; entonces consistía tan solo en una pequeña nave rectangular con los techos muy bajos, sustentados por colañas; sólo disponía de ocho bancos.

El arca de los documentos, el primer Archivo de la villa, se conservaba en la escribanía numeraria, un cuarto de la Casa de la Encomienda, que según nos indican las Visitas realizadas por la Orden, estaba en la Plaza de la Iglesia. Allí acudían los vecinos a pagar los diezmos, normalmente en especie. Las Salas Capitulares, un pequeño edificio en unos descubiertos junto a la Casa Grande, se inauguraron a finales del siglo XVIII.

Como corresponde a la Villa agrícola que siempre ha sido, la inmensa mayoría de la población en Archena se dedicaba a las faenas del campo ya fuera como labradores o jornaleros, triplicando el numero de los primeros el de los segundos. Existían peones de albañil (los maestros eran siempre forasteros), sastre, sacristán, tendero, encargados de los puestos públicos y expertos en las “casas de los baños” lo que demuestra su utilización en esta época, y aunque sólo contaban con dos hondos cuerpos de casa, parece que cada vez eran mas visitados. Otros oficios como los de herrero y carpintero habían sido desempeñados por moriscos y tras la expulsión habían de ser contratados en otros pueblos. Complemento de la economía familiar era la caza de animales dañinos, por cada uno de los cuales pagaba el municipio.

ayto viejoComo quedó apuntado los Ayuntamientos eran los encargados de recaudar los impuestos reales (alcabalas, servicios, millones) y administrar sus bienes de propios, es decir, los que les pertenecían en régimen de propiedad privada. Estos bienes se arrendaban en subastas anuales, destinando sus beneficios a sufragar las obras públicas o a aliviar la carga impositiva local. En Archena, la documentación conservada sobre los propios es muy abundante. Existía un mayordomo encargado específicamente de gestionarlos adecuadamente y rendir cuentas anuales de ellos. Los propios en Archena eran: el barco (el bien más importante y cuidado), el horno, el saladar, las yerbas (que se arrendaban a los ganaderos como pastos), la almotacemia (que era un impuesto al consumo, que implicaba el control sanitario de los alimentos), el estanco, y la renta que proporcionaban los heredamientos de las acequias de Alguazas y Molina. Con estas rentas no siempre se podían cubrir las necesidades de la hacienda local y entonces había que acudir al reparto de las cargas entre los vecinos (repartimientos) para atender necesidades concretas; un caso muy frecuente era el de financiar las reparaciones en el barco que cruzaba el río y su muelle, imprescindibles para las comunicaciones de la Villa.

En la época que nos ocupa, la religión regía toda la vida, hasta en los aspectos más cotidianos y aparentemente profanos. Las imágenes y la palabra eran los instrumentos básicos de la transmisión de los preceptos religiosos en una sociedad fundamentalmente analfabeta. Al Concejo le correspondía invitar a un cura o religioso regular (franciscano principalmente) todos los años como “predicador de Cuaresma”. Estos predicadores eran grandes oradores que mantenían expectantes y entusiasmados a los fieles con sus discursos, en los que no faltaban numerosos recursos casi teatrales.

En este siglo aumenta la devoción mariana con la advocación de las Vírgenes del Rosario y de la Encarnación. La fiesta del Patrono, San Juan Bautista, era también un acontecimiento religioso y social. Las cofradías mas antiguas de Archena fueron las de las Animas, Encarnación , Santísimo Rosario y la de Jesús Sacramentado, estando todas ellas constituidas ya en 1620 [4]. La conmemoración de la pasión en Semana Santa era impresionante, portando el Jueves Santo los penitentes pesadas cruces al tiempo que se flagelaban para recorrer las estaciones del Vía Crucis. Muchos hacían el recorrido de rodillas. El ayuntamiento primero limpiaba y luego rociaba con vino las calles del recorrido utilizando igualmente vino en el lavatorio, para limpiar las heridas de los penitentes. Las procesiones de disciplinantes fueron prohibidas por Carlos III, naciendo los nazarenos de los desfiles pasionales barrocos, que han llegado hasta en nuestros días. En la fiesta de la Candelaria, también muy arraigada, se oficiaba una misa cantada y tenía lugar una procesión de candelas costeada por el Concejo.

  • [4] Manuel E. MEDINA TORNERO “Pregón de Semana Santa”. Archena, 2007. pág. 19

El siglo XVIII se inicia con una guerra dinástica entre las casas de Habsburgo y Borbón por acceder al trono español; durante la misma se instaló en Archena una compañía de soldados. Tras la crisis demográfica del XVII se inicia un largo período, continuado hasta nuestros días, en el cual la población no ha dejado de crecer. Los habitantes del reino en su conjunto se triplicó, pasando de los 120.000 habitantes de principios de siglo a los 330.000 del final. El aumento de población que tiene lugar en el Valle de Ricote es el mas alto del reino de Murcia, que a su vez presenta un crecimiento superior a la media del país. No hay que olvidar, al analizar los altísimos incrementos demográficos de los antiguos pueblos moriscos, que procedían de puntos de partida extremadamente bajos tras la expulsión. En concreto en Archena la población estimada a principios de siglo era de unos 150, alcanzando los 1.128 habitantes a finales de la centuria. El progreso de la población fue más rápido en los nuevos regadíos y en los campos en vías de roturación, mientras los centros urbanos tradicionales conocen una relativa atonía; podemos hablar de un fenómeno de "ruralización".

El incremento demográfico permitió la expansión de la superficie cultivable y la conversión de secanos en regadíos. El progreso de las roturaciones provocó conflictos con los ganaderos. En Archena, en 1755, don Francisco de Llamas, vecino de Ricote, expulsó a los grandes trashumantes de Castillo de Garci Muñóz, utilizando el poder de hecho que detentaba sobre la parte central de la Vega Alta. En los siglos XVII y XVIII se observaba una creciente "privatización" del agua, los gastos de explotación y mantenimiento de las redes hidráulicas son pagados no por la comunidad vecinal entera sino por los regantes agrupados en poderosos heredamientos, presididos por destacados miembros de la oligarquía local. Don Juan de Llamas y su familia trasladan su residencia a mitad del siglo de Ricote a Archena, instalándose en la “Casa Grande”, que pasará a convertirse por primera vez en casa-habitación, y siendo el propia don Juan presidente del heredamiento.

Hacia finales del siglo la fórmula basada en el aumento de los habitantes y de las tierras cultivadas estaba ya agotada y la extensión de los regadíos necesitó de importantes obras públicas. En este marco se construyeron los pantanos de Pontes y Valdeinfierno y se proyectó un gran canal de riego que afectaba a diez pueblos, desde Cieza hasta Abanilla. La obra hubiera supuesto un gran aumento de los regadíos, pero no se llevó finalmente a cabo. Los cultivos mas extendidos siguieron siendo los cereales, entre ellos especialmente el trigo y el maíz que se expandió rápidamente. La caída de las exportaciones de productos tradicionales de la región como la seda, la lana, el alumbre, la barrilla y en menor medida, el esparto, no permitían, como ocurría en el siglo XVI, compensar con el producto de sus ventas las necesarias adquisiciones de trigo en el exterior,. Esta fue una de las causas de la crisis del siglo XVII. En el XVIII se trató de diversificar más la producción en un intento por conseguir la autosuficiencia cerealística. No obstante la morera continuó siendo una producción básica y ocupando las mejores tierras de regadío, en el caso de Archena, en el margen del río. Se introducen los frutales que rápidamente adquieren gran importancia.

Las elecciones anuales para cubrir los puestos del Concejo continuaron siendo una fuente de polémica con la Orden de San Juan. Aumentaron los oficios concejiles con nuevos puestos como el alcalde de huerta (para controlar las tandas de riego), o los de procurador síndico y síndico personero, dos figuras implantadas por Carlos III en 1766, que eran elegidas por los vecinos mediante sufragio indirecto y que tenían la ambiciosa función de controlar las actuaciones del Concejo, en beneficio del común.

El crecimiento demográfico y la expansión económica del siglo XVIII permitieron afrontar dos proyectos largamente acariciados: la reconstrucción de la Iglesia Parroquial, que realmente vino a ser una construcción de nueva planta (1770-89), obra en la que la mayor parte de los vecinos contribuyeron de forma gratuita a su edificación, y la construcción de un Ayuntamiento en un solar anejo a la Casa Grande.

mod7aLos Baños de Archena adquirieron en este siglo una gran importancia. Fueron varias las publicaciones científicas que se hicieron eco de las propiedades curativas de sus aguas. La Orden de San Juan comenzó a comprender que eran precisamente los Baños su posesión mas importante en Archena, y desde mediados de siglo se decidió a realizar obras de adecentamiento, reforma y ampliación. Aunque la afluencia de visitantes a los Baños y las construcciones realizadas en los mismos contribuyeron a proporcionaron un fuerte impulso económico al pueblo, también se recogen en las Actas Capitulares algunas quejas por los inconvenientes que comportaba, señalándose “que a esta Villa viene mucha tropa a tomar los Baños y surgen muchos problemas”. Como alojamientos se contaba con un Hospital consistente en dos habitaciones, una para hombres y otra para mujeres, destinados a los pobres, y unos aposentos que alquilaba el arrendatario de los Baños.

También recogen las Actas (conservadas en el Archivo Municipal desde 1755 hasta la actualidad casi sin interrupción) la preocupación existente por las bandas de facinerosos y bandidos, estableciéndose rondas de vecinos honrados para que los persigan y prendan. En esta época se incrementan los representantes del sector servicios en Archena; desde mediados de siglo ya hay un médico y un cirujano en la población, que a veces ejercía también de los Baños, y desde finales de siglo un maestro de primeras letras que impartía las clases en su propia casa. También se contaba con un boticario y un notario.

Las fiestas, muy frecuentes, continuaban absolutamente marcadas por el santoral. En Archena se celebraban las de los santos Cosme y San Damián, San Roque y durante algún tiempo, la Virgen del Rosario. Todas ellas incluían procesión por las calles del pueblo. La única fiesta cívica era la de San Marcos, pero también esta incluía procesión y sermón. La romería al Ope para celebrar la Pascua Florida de Resurrección y colocar una cruz de madera envuelta en un lienzo y una bandera era festejo de una arraigada tradición. Para la fiesta del Corpus Christi se engalanaban calles y balcones al paso de la Custodia.
El día del patrón San Roque se iniciaba con la celebración de una misa cantada con sermón normalmente de un predicador venido especialmente para ella, y posterior procesión del Santo por las calles del pueblo. La fiesta civil comenzaba con una gran comida. En ocasiones los propios vecinos interpretaban comedias. Durante todo el día un dulzainero y/o tamborilero amenizaba con su música las calles de la Villa, celebrándose por la tarde el baile en la plaza mayor. Normalmente y siempre que lo permitían los fondos municipales, la fiesta acababa con una rueda de pólvora.

El políticamente agitado S. XIX se inició con la presencia de las tropas napoleónicas en España y la casi inmediata Guerra de la Independencia (1808-1814). En el reino de Murcia no se libraron grandes batallas, pero sí fue lugar de paso de las tropas, tanto españolas como francesas, teniendo que aprovisionar a los dos bandos. En Archena, la primera consecuencia de la guerra fue la creación de una Junta Local que se hizo con el gobierno municipal ante el vacío de poder, una figura que reaparecerá a lo largo de todos los procesos revolucionarios del siglo. También se estableció una “Milicia Honrada” integrada por ochenta personas. Numerosos heridos comenzaron a llegar al Balneario, convirtiendo a toda Archena en un hospital de retaguardia. Son muy frecuentes las quejas del alcalde transmitiendo a autoridades superiores las dificultades que implican para el pueblo alimentar y socorrer a la gran cantidad de soldados y oficiales (en torno a los 400) acogidos en los Baños. El general inglés Lord Carlos Doyle consiguió mejorar las condiciones de vida de los soldados y se convirtió en el gran benefactor del Balneario al convencer al propio Rey de sus bondades y realizar diferentes obras. Durante las mismas aparecieron numerosos restos romanos, y se ampliaron y arreglaron los caminos de acceso a los Baños. Obreros del penal militar de Cartagena fueron los encargados de los trabajos.

mod7bEn el aspecto demográfico el crecimiento se ralentiza enormemente en las primeras décadas del siglo, produciéndose un despegue hacia los años treinta que ya se mantendrá, aún a pesar de distintas crisis intermedias. Al finalizar el siglo XIX la población de Archena rondaba los 4.600 habitantes. Este crecimiento no nos puede hacer olvidar la existencia de distintas epidemias especialmente cólera y tifus que, debido a la mala alimentación y a las deficientes condiciones sanitarias, producían estragos en la población.

El débil crecimiento de principios de siglo no sólo se justifica por la Guerra sino por los períodos de sequía, frecuentes nubes de piedra y plagas de langosta que asolaron Archena. Especialmente ilustrativa a este respecto es un Acta Capitular de febrero de 1850:“...se hace patente a la Municipalidad la imposibilidad de cobrar en el presente año las contribuciones impuestas en virtud de hallarse los labradores en la mayor miseria con motivo de hacer cinco años que no ha llovido y no se han recogido granos ni aceite en el campo...” además “el granizo hizo bastante daño en los esquilmos que habían pendiente de panizo, aceituna, melocotones, granadas, peras y demás fruta...”

En la zona de regadío, mas reducida que la actual, se cultivaban los mismos productos que en el secano, las diferencias estaban en los rendimientos. El cultivo de la morera, aún sin desaparecer totalmente, pierde mucha importancia en este siglo. En los años 1836-37 son varias las prohibiciones del Ayuntamiento de Archena para que se deje de cultivar arroz en La Algaida, ya que las aguas poco renovadas o estancadas de los arrozales son un caldo de cultivo para el paludismo. Progresivamente el arroz se irá desplazando hasta la zona alta del Segura, la de Calasparra, donde hay mas cantidad de agua y los arrozales están mas alejados de la población. El esparto era un producto de primera necesidad para la producción artesanal y en Archena resultaba relativamente difícil de conseguir. La población más pobre se ocupaba de recogerlo y picarlo a brazo, lo que les permitía subsistir haciendo lías y esteras que luego vendían en Murcia.

 

sig1aEn los años centrales del siglo se produce un incremento de los regadíos, merced a la puesta en práctica de una serie de estrategias para llevar las aguas del Segura lo más lejos posible. En la Vega de Molina y Valle de Ricote se desarrolla el viejo sistema de ceñas y norias, consiguiendo Lorquí incrementar su huerta en un 130%. En Archena los nuevos regadíos se dedican a frutales hortalizas y agrios siendo precisamente esta, la primera zona de la región donde se implantaron. Una relación de los mayores propietarios de 1818 nos remite a los mismos apellidos: Llamas, Molina, Fontes, Marquesa de Sanmamés. Hacia mediados de siglo cuando había finalizado el proceso desamortizador, imprescindible en la liquidación de las estructuras del Antiguo Régimen, aparecen algunos apellidos nuevos como Álvarez Castellanos, Marqués de Corvera y su hermano el Vizconde de Rías, herederos de su tío, D. Sancho de Llamas y Molina. Pero la mejor prueba de que en Archena la desamortización tuvo una importancia limitada es que la Orden de San Juan, detentadora del poder señorial obtuvo el 95% de los beneficios de la venta de sus propiedades de la enajenación de los Baños, y solo el 5% restante de sus fincas.

En realidad el señorío de la Orden de San Juan, como el resto de los grandes señoríos murcianos (encomiendas de Santiago y Calatrava, dominios del Marqués de los Vélez) era de carácter jurisdiccional, sin apenas base territorial, por lo que su disolución incidió escasamente en las estructuras agrarias. Mucha mayor trascendencia para el cambio de propiedad de tierras e inmuebles urbanos tuvo la 

desvinculación de los mayorazgos, que según cálculos de Mª Teresa Pérez Picazo alcanzaban más del 50% de las tierras de regadío. En lo esencial los bienes enajenados fueron acaparados por un reducido colectivo integrado por un puñado de descendientes de la antigua oligarquía y algunos grandes comerciantes. En Archena en concreto, la propiedad permanecerá básicamente estable al concluir el proceso desamortizador. El número de propietarios apenas varía de 1818 (179) a 1851 (170). Asimismo se mantuvo durante estos años la concentración, al pertenecer la mitad de la superficie regada a poco más del tres por ciento de los propietarios. En el último tercio del siglo XIX los tradicionales artilugios para subir el agua (norias y ceñas básicamente en Archena) incorporan el hierro como material de construcción; es mas resistente y requiere una menor conservación que la madera usada hasta entonces.

Mas importancia para los habitantes de Archena tuvo la liquidación de los bienes de propios, con lo que se incrementó la presión fiscal sobre los vecinos por medio de las contribuciones, que pasaron a ser la fuente básica de financiación de los Municipios. Con el fin de los propios y los monopolios que implicaban se produjo una proliferación de las tiendas de alimentación (abacerías, aceite y vinagre, tabernas), que en Archena pasaron de una en 1803 a siete en 1834 y catorce en 1855. A partir de 1856 el único propio que conservó el municipio fue la barca para cruzar el río. La demanda de un puente que permitiera atravesar el río, prescindiendo de la barca que sufría continuos quebrantos con las avenidas, era una vieja aspiración que sólo llegó a cuajar en 1865, siendo Ministro de Fomento el Marqués de Corvera. Apenas tres años antes había llegado el ferrocarril a la región, lo que supuso la definitiva consolidación de esa vocación exportadora que en principio se centró en frutas en fresco.

Archena Balneario CaballerizasLos Baños fueron desamortizados en 1850, tras un corto período en poder de la Caja de Amortización, que contribuyó a deteriorar aún mas su lamentable estado. Fueron adquiridos por el Marqués de Corvera quien los cedería posteriormente a su hermano, el Vizconde de Rías. Este realizó importantes reformas y construyó las nuevas instalaciones que la afluencia de visitantes y la fama de las aguas demandaba. El Pabellón Madrid, el Levante y también el Casino datan de esta época; también la nueva ermita levantada bajo la advocación de la Virgen de la Salud. La prosperidad de los baños, a los que, sobre 1860 acudían mas de 5.000 personas al año, se fue incrementando a finales del siglo XIX y principios del XX, en un momento en que la hidroterapia era una asignatura más en las Facultades de Medicina, pasando a ser el más visitado de España. La ley establecía las condiciones que debían reunir los establecimientos y las aguas, las tarifas y las “temporadas oficiales” en que los Balnearios debían permanecer abiertos. A finales del XIX se levantó la residencia militar, para instalar adecuadamente a un colectivo que siempre fue un cliente fundamental de los Baños, por lo adecuado de las aguas en la curación de las heridas de pólvora. El Balneario sufrió una cierta decadencia, como todo este tipo de establecimientos, en los años inmediatamente anteriores a la guerra. En 1923 y tras haber pasado a ser propiedad del marqués de Perinat, se constituyó la sociedad “Balneario de Archena S.A.”. Durante la guerra el Balneario fue la Base y Escuela de Fuerzas Blindadas, los carros de combate rusos. En 1950 y tras ejecutar una opción de compra firmada seis años antes, el industrial don Nicasio Pérez Galdó se convirtió en el dueño del Balneario.

sig5bEl régimen liberal se esforzó, desde la aprobación de la Constitución de 1812, por normalizar y uniformizar la vida municipal, someterla al gobierno central y vaciándola de contenido político, orientar su actuación hacia la mera y tutelada gestión administrativa. Esta reforma radical en la estructura del poder necesitaba la creación previa de unos entes territoriales poderosos entre el municipio y el estado, algo que se consiguió con la aparición de las provincias en 1833 y la pérdida de autonomía y competencias de los municipios ante las Diputaciones y especialmente de los Gobernadores provinciales. Como ejemplo de este cambio citaremos una “cacicada” que tuvo lugar en 188: el Gobernador cesó a la Corporación Municipal de Archena en pleno y nombró a otra, alegando “irregularidades administrativas y desobediencia a lo mandado”. El fracaso en la pretendida emancipación de los pequeños núcleos de las cabezas de distrito respectivas, dio como resultado la cristalización de la comarca como marco fundamental de la vida social, lo que ha implicado un débil desarrollo de la conciencia regional. El murciano del siglo XIX se sentía mucho más vinculado a su comarca de origen que a la región que la englobaba.

En 1813, poco mas de veinte años después de su construcción, el edificio del Ayuntamiento de Archena quedó completamente destruido por una gran explosión ocurrida mientras se preparaba la pólvora para la fiesta del Patrón San Roque. En este lamentable suceso murieron cinco personas, y pese al gran interés demostrado desde los primeros momentos por recuperar los papeles de la escribanía, es indiscutible que se perdió parte de la historia de Archena. La familia Llamas permitió que en la “Casa Grande se celebraran a partir de entonces las reuniones del Concejo, guardándose también allí el arca con las tres llaves que constituía el Archivo Municipal. A partir de 1836 la necesidad de dividir la casa por motivos de herencia, obligó a reconstruir el edificio del Ayuntamiento, pero se debió hacer con muy pocos medios puesto que pocos años después ya era calificado como “impracticable”. Durante la segunda mitad del siglo XIX el Ayuntamiento hubo de instalarse en locales arrendados, hasta que en 1895 se construyó un nuevo edificio en la calle Mayor donde ha estado su sede hasta fechas muy recientes, si bien el edificio se levantó de nueva planta poco después de finalizada la guerra civil.

sig1bLa sanidad y la educación fueron preocupaciones básicas de los municipios en el período que tratamos creándose al efecto Juntas Municipales para tratar estos temas. Cuando llegaban las epidemias de cólera, bastante abundantes en el siglo XIX, la Junta, que posteriormente se llamó de Sanidad y Beneficencia, era la encargada de tomar las primeras medidas. También a finales del siglo tuvo lugar una importante epidemia de viruela. Asociado a las preocupaciones sanitarias se construye en 1811 un primer cementerio (en los años treinta y ochenta y después en este siglo se fueron construyendo nuevos y con distintas ubicaciones) ante la imposibilidad física e inconveniencia sanitaria de continuar enterrando en la Iglesia a todos los fallecidos. En materia urbanística, el Ayuntamiento decidió prohibir las barracas dentro de la población por lo peligrosas que resultaban cuando se declaraba un incendio, como ocurrió en los años ochenta. También se detecta una mayor atención en el arreglo de calles y caminos y en la limpieza viaria y el urbanismo. A final del siglo se establece la obligatoriedad de solicitar licencia de obras para levantar nuevas edificaciones, firmada por maestro competente.

En el siglo pasado la enseñanza elemental era un servicio en manos de los Ayuntamientos lo que determinó sus grandes carencias ante lo exiguo de los presupuestos que manejaban estos. Era el erario municipal el que debía costear las instalaciones, los materiales, el sueldo del maestro, velar por la calidad de la enseñanza y vigilar la asistencia de los niños a la escuela, bastante esporádica en la mayoría de los casos. La Junta Local de Primera Enseñanza realizaba visitas de inspección a las escuelas y examinaba a los niños de lectura, escritura, cálculo y catecismo que eran las materias que se impartían (en el caso de las niñas, también labores del hogar). Durante todo el siglo anterior y parte del presente la aspiración de conseguir subvenciones y ayudas suficientes para la construcción de unas escuelas graduadas fue una constante perseguida por todas las Corporaciones municipales archeneras, pero ese anhelo no se conseguiría hasta el segundo tercio del siglo XX. Mientras tanto las clases se impartían en locales alquilados, en condiciones bastante deficientes.

Especial mención merece, por sus cualidades profesionales y humanas el maestro Don Miguel Medina Luna, padre del pintor Inocencio Medina y tío del poeta, Vicente Medina. Fue un hombre totalmente entregado a su función especialmente interesado en extender la educación entre los mas humildes, que iniciaba siempre las cuestaciones para ayudar a los necesitados. El Ayuntamiento con la ayuda de todos los vecinos le levantó una estatua en la plaza Mayor que hoy se conserva en el colegio que lleva su nombre y que fue realizada por el escultor Coullaut Valera, autor de la estatua de Becquer que se conserva en el parque de Mª Luisa en Sevilla, y coautor, junto con su hijo, de las estatuas de Don Quijote y Sancho en la Plaza de España de Madrid.

Archena careció hasta el siglo XX, de ordenanzas municipales. El alcalde dictaba “Bandos de policía y Buen Gobierno” donde se recogían las normas que los vecinos debían cumplir; los bandos siempre recogían la prohibición de los juegos de azar, pero este mandato debía ser ampliamente desobedecido puesto que el juego era una distracción y aún un vicio muy extendido. Las serenatas y toques de guitarra entre los mozos eran también muy habituales. El sereno debía evitarlas y correr tras los mozos que “echaban música” a las mozas.

El patrón de Archena continuó siendo San Roque, el protector contra las epidemias, hasta bien entrado el S. XX (1931), pero esta festividad fue quedando relegada desde el pasado siglo a un carácter puramente religioso. Eran las fiestas del Corpus, las denominadas fiestas “cívicas”, las auténticamente populares, con música y fuegos artificiales. En bastantes ocasiones se celebraban corridas de toros y, muy rara vez, representaciones teatrales.

sig4aLa banda de música goza de larga tradición puesto que se organizó por primera vez en 1860, redactándose en 1880 un reglamento de la misma que fue aprobado por la corporación, pasando a denominarse banda de música municipal. Este estatuto lo mantuvo hasta 1950, año en que se disolvió por desavenencias entre sus miembros, pero apenas unos meses después volvió a constituirse, perdiendo su carácter municipal. Cuando, en tiempos de la IIª República, dejó de actuar por un corto período, debido a los problemas entre el ayuntamiento y el director de la misma, eran continuas las quejas de los vecinos reclamando sus servicios.

En cuanto a las reformas técnicas propias de la época mencionemos solamente que en 1862 se instaló el primer alumbrado público consistente en faroles de aceite que posteriormente fue sustituido por petróleo, y ya en 1903 se colocaron las primeras farolas de luz eléctrica. En 1885 se instaló el teléfono en un cuarto bajo del Ayuntamiento, y en 1889 se trasladó la estación telegráfica de los Baños a Archena (aunque con posterioridad sería objeto de nuevos traslados).

sig4bLa emigración que se produjo a finales del siglo XIX tiene su base en el descenso de la media salarial, durante la conocida como "Gran Depresión" (1876-96), que hubo de ser soportada por los jornaleros al no tener otra alternativa de trabajo, además, el sistema de cultivo extensivo de la agricultura regional conducía a una oferta laboral limitada a determinados períodos del año agrícola (siega, trilla, siembra, vendimia), mientras que fuera de ella el paro era casi total. La región ocuparía el tercer lugar en la emigración al Africa francesa durante el último tercio del siglo XIX. Vamos a proporcionar sólo unas cuantas fechas claves para Archena que ejemplifican que en ningún momento se produjo una pérdida de habitantes, aunque desde luego, sí importantes desaceleraciones en el crecimiento demográfico durante el siglo XX. El padrón de 1903 recoge una población de 4.631 habitantes; en 1935 se había alcanzado la cifra de 7.771, pese proceso de emigración, cuyos destinos preferentes eran Francia, Barcelona y en menor medida, Sudamérica. Tras la guerra a la emigración económica se une el exilio político con lo que en 1946 se detecta un decidido estancamiento de la población (8.354 habitantes), consecuencia de la Guerra Civil y sus secuelas de pobreza, hambre y enfermedad. En los años sesenta la expansión de la población es ya evidente, pese a que se mantienen e incluso incrementan los flujos migratorios, ahora hacia Alemania y Francia. Habrá que esperar a los años ochenta del siglo XX para que la prosperidad económica permita la vuelta de un gran número de emigrantes, y apenas unos años después se inicie el fenómeno contrario de la importante inmigración que ha llegado a representar en Archena a prácticamente el 20% de la población. 

balneario archena historiaEl Vizconde de Rías fue, a principios de siglo el mayor hacendado y realizó importantes obras de socorro y beneficencia. Desde los años veinte fue el Duque de Huete el Presidente de los hacendados que cedió los derechos de un salto de agua de su propiedad y realizó diversas obras sociales, que culminaron al permitir el acceso a la propiedad de los arrendatarios de sus tierras mediante pagos irrisorios. Del crecimiento económico de principios de siglo nos habla el Alcalde en su solicitud de instalación de una central telefónica interurbana, fechada en 1912, cuando argumenta: que “reportará beneficios incalculables para la agricultura, industria y bañistas que acuden al Balneario y particularmente al comercio de exportación de frutos a la Península y al extranjero, que es la principal fuente de riqueza de esta Villa”. La dependencia del comercio exterior también tenía sus servidumbres, como refleja una petición para conseguir la condonación de una deuda de 1915 en la que se alega que la Guerra Mundial ha paralizado el comercio de frutos, siendo también casi nulas las temporadas del Balneario. Queda claro, una vez más, que la agricultura y el turismo termal son, decididamente, las dos fuentes de riqueza de Archena.

Tras la Guerra Mundial el Balneario siguió siendo muy visitado, aunque no llegó a los niveles de ocupación anteriores. En los años veinte comienzan a llegar heridos de la guerra de África, que la población recibe jubilosamente y a los que ayuda con sus donativos. Archena, también tuvo su héroe en esta guerra: el sargento José García Marco, que volvió triunfalmente tras recibir distintas medallas y haber sido hecho prisionero por el Sultán de Marruecos cuando cubría heroicamente la retirada de las tropas.

sig5aEn 1919 se terminó la construcción de un matadero y lavadero público, aunque diez años después ya se reclamaba otro lavadero y la ampliación del matadero. A finales de los años veinte contaba Archena con un pequeño sanatorio, gracias a Don Mario Spreáfico, un médico muy generoso y querido que siempre estaba disponible para sus pacientes, en especial para los pobres, a los que atendía gratuitamente. Durante la República fue Concejal distinguiéndose por su celo en cuestiones sanitarias. Cruzada particular suya fue la de intentar convencer a los vecinos para que sacasen las basuras en lugar de guardarlas para utilizarlas posteriormente como estiércol.

vicente medinaNo podemos dejar de mencionar al gran poeta naturalista Vicente Medina, que pasó la mayor parte de su vida fuera de Archena y en su añoranza, cantara como nadie lo ha hecho la vida en una huerta hoy definitivamente desaparecida. Su primo Inocencio Medina representó el mismo naturalismo en la pintura y pese a su temprana muerte, dejó una importante obra, cada vez mas valorada.

En la década de los veinte las Actas Capitulares se hacen eco de la prosperidad de la agricultura, comercio y, por primera vez, la industria. En los primeros años del siglo XX se instaló la importante fábrica de electricidad de los “Molinos del río”, que también era serrería y fábrica de hiel., y en sus mejores momentos dio trabajo a casi un centenar de personas. Archena se sumó pronto a la expansión de la industria conservera en la región, datándose las primeras fábricas a principios de siglo. El albaricoque era el fruto más importante por su volumen de exportación aunque, en general había una buena producción de cítricos. Han quedado varias chimeneas como vestigio de esta actividad industrial. 

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Las actas recogen esta relativa bonanza económica. En la sesión del Pleno correspondiente al 30 de abril de 1924 se solicita que el ferrocarril de Fortuna a Caravaca pase por Archena, y que se amplíe el muelle de mercancías. En otra sesión de 1927, se indica que “la población del Valle de Ricote ha aumentado en los últimos años "por la extensión dada a los cultivos intensivos y el auge de las industrias agrícolas". Todo ello no nos puede hacer olvidar que los niveles de vida de la mayor parte de los vecinos seguían siendo muy bajos, lo que se refleja en la emigración que también se mantiene en estos años de relativa prosperidad.

Pronto se empezaron a sentir las consecuencias (aunque tardíamente en España) de la crisis financiera mundial de 1929, que afectó a todos los ámbitos económicos, con un efecto directo en las exportaciones de frutas. Aparece un término antes desconocido: el paro; aunque el que por primera vez se hable de él no significa que en épocas anteriores se hubiera conseguido el pleno empleo, es evidente que el problema se agudizó en estas fechas. Una etapa de sequías, que en ocasiones concluían con heladas, unido a las incertidumbres políticas vinieron a agudizar las dificultades de este período. Las actas recogen la necesidad de elaborar un registro de parados y también se mencionan una serie de obras públicas que además de necesarias serían beneficiosas para mitigar el desempleo, en especial se acomete el arreglo de numerosos caminos vecinales.

El municipio de Archena hubo de contribuir en los años veinte a la construcción de los pantanos de Taibilla y Talave, pero cuando se le invitó a adherirse a la Mancomunidad en un primer momento desechó el ingreso por lo gravoso que resultaba para el ayuntamiento. No sería hasta 1946 cuando se integraría definitivamente.

La primera corporación municipal republicana estaba integrada fundamentalmente por republicanos y radicales, con una importante representación de socialistas y miembros de sociedades obreras que presentaban numerosas solicitudes, peticiones y denuncias ante el Ayuntamiento, no sólo laborales, sino también sobre todo tipo de temas sociales y políticos, en especial con ocasión del Iº de mayo. En atención a una de estas peticiones se produjo la expulsión de todos los funcionarios municipales, medida arbitraria que fue objeto de inmediatos recursos, que se prolongaron hasta bastantes años después de la Guerra Civil. Otra medida polémica, que provino de la misma iniciativa, fue la negativa a seguir incluyendo en la beneficencia municipal, a efectos de la gratuidad de las medicinas, a los miembros de la Guardia Civil. Se alegaba, no sin cierta razón, que los números percibían un sueldo, quedando la beneficencia reservada para los que carecían totalmente de recursos. El caso es que la exclusión (medida que al parecer sólo se adoptó en Archena), unida a las deplorables condiciones de habitabilidad que reunía el edificio alquilado que hacía de Casa-Cuartel, determinó la marcha de la Guardia Civil de Archena. Numerosos fueron los intentos posteriores de construir un alojamiento digno para el cuerpo, muchas veces bajo la presión de autoridades superiores (Gobernador Civil,...), pero siempre tropezaron con la escasez de recursos municipales. Las obras finalmente se llevaron a cabo en 1946.

Las tensiones sociales y políticas, apenas ocultas durante la Restauración, las levas de la guerra con Marruecos, la crisis económica mundial, la Dictadura de Primo de Rivera y la proclamación posterior de la República,...Todo este marco fue creando una progresiva radicalización de la sociedad española hasta llegar a abrir una sima infranqueable entre una derecha fascista y una izquierda revolucionaria. La Guerra Civil consecuente fue larga y cruel.

En el plano político doméstico con la guerra y la revolución posterior fueron adquiriendo un mayor protagonismo el partido comunista y el socialista, en detrimento de republicanos y radicales. La constitución del nuevo Consejo Municipal de 1937 (hasta en la terminología queda reflejado un mayor radicalismo, propiciado por la coyuntura bélica), refleja esta situación. Tres consejeros pertenecían al Partido Comunista, tres al Partido Socialista y tres a la Unión General de Trabajadores. Durante el período republicano se estableció una Junta Local calificadora para las expropiaciones de las fincas rústicas; destacando la expropiación de las grandes propiedades que poseía la familia De La Cierva en La Algaida y que habían pertenecido con anterioridad a la familia Fontes. Hay también numerosas referencias a la investigación de los títulos de propiedad y al proceso de adquisición de los bienes que habían constituido los propios municipales.

Regularmente tenían lugar rifas de carácter local que se celebraban también con anterioridad a la República, conocidas como "los iguales" y cuyos beneficios eran destinados a la atención sanitaria de enfermos pobres. Había una constante preocupación por la subida de los precios, especialmente el del pan, aunque no llegó a producirse en estos años el terrible desabastecimiento de la posguerra. Se emitieron billetes de banco locales y la escasez de alimentos se fue agudizando hasta llegar a establecer el racionamiento del pan.

sig7En las actas se recogen algunas referencias a la labor realizada por los cuáqueros suministrando a la población, especialmente la infantil, leche y alimentos. También los rusos de la base de tanques daban pan y zapatos, fundamentalmente a los niños. Archena no sufrió ataques aéreos y los proyectados refugios para cobijar a la población no llegaron a construirse. Hubo que lamentar algún "paseo" al principio de la Guerra, eufemismo con el que se aludía entonces a las ejecuciones sumarias que se producían, sin juicio previo, y a consecuencia de los cuales fueron asesinadas cinco personas. En esta acción se demuestra el profundo anticlericalismo de parte de la población, ya que de los cinco asesinados, dos eran jóvenes sacerdotes y otro el padre de uno de ellos.

La Iglesia Parroquial resultó muy afectada por los desmanes y quema de conventos del principio de la contienda, en el verano del 36, quedando inutilizada para el culto y destruidos todos sus altares e imágenes, incluida una Inmaculada de Salcillo. La misma Iglesia fue utilizada como cárcel.

En Archena se establecieron dos bases militares bien diferenciadas: una base aérea rusa, algo alejada de la población y otra en el Balneario y Hospital militar, donde se ubicaron el cuartel y la escuela de tanques y blindados. La Comandancia Militar se instaló en el grupo escolar construido en el jardín de las Eras y entonces recién acabado. Una vieja aspiración del ayuntamiento, la de conseguir un local específico para escuelas, sin tener que arrendar viejos y, con frecuencia insalubres inmuebles, fue finalmente destinada (parcialmente, también se mantuvieron algunas aulas) a un fin muy alejado de la educación. La abundancia de tropas y la gran autoridad de que gozaban los militares en tiempos de guerra supuso alguna confrontación con las autoridades civiles; ejemplos de ello eran la polémica permanente para dilucidar a quién correspondía el pago de los guardias de vigilancia de la Torre o el control del reparto del trabajo.

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Tras la guerra las condiciones de vida fueron muy duras; al descenso de los niveles de renta global del país se unieron la escasez de alimentos básicos, lo que obligó a mantener el racionamiento de productos durante bastantes años. La represión, que incluyó también algún asesinato sumario y la vejación para muchas personas (mujeres a las que se les cortó el pelo,...), supuso la cárcel para buena parte de la población que había apoyado la República. También en abril de 1939 fueron destituidos los funcionarios municipales, esta vez los que había nombrado la República. La única talla religiosa que sobrevivió a la contienda civil fue la de la Virgen de la Salud, bajo cuya advocación se encuentra la Ermita del Balneario. Esta imagen ya era muy querida por los archeneros, que la visitaban en alegre romería el día de la Ascensión, pero tras la guerra pasó a ser, junto con el Corpus Christi, la patrona de Archena. En 1954 tuvo lugar la solemne coronación.

En Archena el paludismo se convirtió en endémico, siendo muy frecuentes las solicitudes de desinfección de viviendas cursadas al Ayuntamiento para evitar la propagación de enfermedades infecciosas tras la muerte de algún familiar. Para tratar de controlar y erradicar el paludismo, se tapaban las zonas pantanosas y se realizaban mondas o limpieza de zanjas. Por orden directa del Gobernador Civil se construyó un horno para la desinfección de la ropa de las personas afectadas por parásitos. A mitad de los años cuarenta se construyeron nuevos lavadero público y cementerio y, por primera vez, una "estación clarificadora de aguas". A finales de la década se acometió la edificación de un nuevo ayuntamiento en el mismo lugar del anterior.

En 1949 se iniciaron las gestiones municipales para adquirir las fincas urbanas y rústicas conocidas como Villa-Rías, que pertenecían al Duque de Tovar. Finalmente, en 1956 y tras el fallecimiento del duque, la finca fue comprada a la administración internacional de Tánger (en quien había recaído una propiedad que en principio el duque había destinado a un centro norteamericano pionero en la lucha contra el cáncer) al precio de 1.000.000. El apoyo de la Caja de Ahorros del Sureste de España, con la concesión de un préstamo de 900.000 pesetas, fue decisivo para poder cerrar la operación. Se constituyó una comisión para resolver los problemas derivados de la implantación de los servicios e indemnizar a los 24 colonos arrendatarios con los que contaba la parte rústica de la finca. Las edificaciones de esta nueva zona residencial de Archena sólo podían tener una altura y forma de chalé. En cuanto al palacete, fue destinado a unidad sanitaria, pasando a ser, el jardín que lo circundaba, el único parque público con el que contaba el pueblo.

sig8bLa urbanización de Villa-Rías fue, sin duda la preocupación fundamental de la Corporación municipal en los años cincuenta, pero se acometieron también otros proyectos, como la construcción de un nuevo mercado de abastos, construcción de escuelas en La Algaida, Torre-Junco y el Hurtado. También se decidió dotar al municipio de una biblioteca pública, ubicada en el mismo ayuntamiento, ya que “... la cierta capitalidad de que goza Archena con los poco distantes pueblos limítrofes y la afluencia de visitantes al Balneario obliga a proporcionarles bienestar cultural”. A principios de la década tuvo lugar una intensa campaña arqueológica en el Cabezo del Tío Pío. Los regadíos se fueron extendiendo, mediante la depuración de las aguas residuales.

Con la llegada de los años sesenta se puede considerar superada con creces en lo económico, la larga posguerra, entrando en una etapa de franco desarrollo que permitió acometer numerosas obras públicas. La década se inició con la importante mejora de la vida cotidiana que supuso el abastecimiento de agua y el saneamiento. Con escaso margen de tiempo se produjeron un acontecimiento aciago (la explosión del polvorín militar, que pese a su intensidad, no causó víctimas), y otro festivo: la inauguración de una magnífica y sin duda envidiada piscina olímpica, única en la región y de la que carecían casi todas las ciudades españolas. Además de la bondad de sus instalaciones, contaba con un valor añadido y era que en ella se permitía el baño conjunto de mujeres y hombres, cuando en otras piscinas tenían que acudir en horarios diferentes. 

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Con estas condiciones no era de extrañar la gran afluencia de autobuses con bañistas procedentes de Murcia y de otros pueblos. Además, se construyen escuelas, un Instituto de Segunda Enseñanza, depuradora, matadero, ciudad de los deportes y viviendas sociales. Una de las construcciones que más llenó de orgullo a los archeneros fue la piscina, de dimensiones olímpicas y primera de su categoría en toda la región. Los dos cines con los que ya contaba el municipio, pasan a ser propiedad municipal, uniéndose al cine de verano, como reflejo de una época en la que los poderes públicos ejercían con frecuencia funciones empresariales.

sig9bEl día uno de septiembre de 1963 tuvo lugar la explosión de un polvorín militar distante apenas un kilómetro del casco urbano. El estallido se percibió en un radio de veinte kilómetros y ocasionó muy importantes daños materiales. El pueblo de Archena ha transformado este acontecimiento luctuoso en festivo, celebrando anualmente la ausencia de víctimas o desgracias personales que normalmente provoca una explosión de tal magnitud. Además de estas fiestas de septiembre, las patronales tienen lugar durante los meses de mayo o junio, entre el jueves del Corpus Christi y el domingo, en el que se celebra la Virgen de la Salud.

En los años setenta hay que destacar el aumento de los regadíos, gracias a las aguas del Tajo, con la conclusión de las obras del trasvase desde este río al Segura, que lamentablemente, y pese a las expectativas que se crearon, no ha supuesto una solución definitiva a conseguido superar la congénita escasez de agua de la cuenca, como ha venido a demostrar la durísima sequía de los años noventa.

En 1975 tras la muerte de Franco se inicia el período de la transición política hasta el actual régimen de libertades. Un hito fundamental de la misma fue la aprobación de la Constitución de 1978 que consolidó lo que se ha dado en llamar el “estado de las autonomías” y creó las bases para una auténtica convivencia democrática. Ahora una Comunidad Autónoma con capacidad normativa y amplio autogobierno ha sustituido a la provincia asumiendo muchas de las competencias del estado. Las primeras corporaciones democráticas centraron su potencial inversor en las infraestructuras educativas, levantando los principales colegios con los que cuenta hoy la villa. Posteriormente han sido las instalaciones sanitarias, culturales, deportivas y la satisfacción de una serie de actividades de fomento de la salud, de ocio, de empleo, que, cada vez mas, los ciudadanos demandan de sus gestores públicos, las que han centrado la actividad de los últimos ayuntamientos. La Algaida ha visto reconocida su singularidad como pedanía y dotada de nuevos equipamientos. ARCHENA

En estos últimos años Archena ha invertido absolutamente su saldo migratorio convirtiéndose en municipio de acogida para ciudadanos fundamentalmente originarios de países iberoamericanos y magrebíes. Cambio fundamental ha sido el de la transformación de un modelo económico basado en la agricultura (aunque el turismo, gracias al Balneario, ha estado siempre presente en Archena), a una economía de servicios en la que el sector terciario, y en menor medida el secundario, es el que da trabajo a la mayor parte de la población. La puesta en servicio de suelo industrial a través de los distintos polígonos ha potenciado y dado respuesta a esa tendencia.

Cabezo del Tio PioLas buenas condiciones que ofrece Archena para el poblamiento, con la presencia del Segura y la fertilidad de sus tierras de cultivo, han sido aprovechadas desde tiempos prehistóricos. Gracias a unas excavaciones arqueológicas realizadas en el año 2001 podemos fechar el inicio de esa presencia humana hace más de cuatro mil años. El yacimiento que ha permitido esta datación era una cueva que en torno al 2300 a. C., en el período calcolítico o Edad del Cobre, se utilizó para el enterramiento de una pequeña comunidad, unos 23 individuos que fueron inhumados con su ajuar. También se han localizado en el término de Archena restos de la cultura argárica (1300 a. C.). Pero, sin duda, han sido los íberos los que han dejado una mayor constancia de su presencia en colinas y cerros, los lugares donde se establecían por sus características defensivas.

vaso museo archena

Concretamente en el "Cabezo Redondo" y, especialmente, en la necrópolis localizada en el "Cabezo del Tío Pío", datada en los siglos IV-III a.d.C., se han encontrado restos arqueológicos muy representativos, gran cantidad de vasos, ánforas, platos, fíbulas, urnas y copas. La importancia de la cerámica ibérica de Archena, entre la que destaca el "Vaso de los Guerreros" conservado en el Museo Arqueológico Nacional, es tal que dio lugar a un estilo propio el denominado de Elche-Archena que se caracteriza por la presencia de escenas figurativas en la decoración de los grandes vasos. Un detalle de ese vaso, que representa un guerrero a caballo es el que se ha elegido como logotipo de la empresa "Promoción y Gestión Municipal de Suelo de Archena S.L.", encargada de la ejecución y gestión del polígono "La Capellanía".

También los cartagineses estuvieron presentes con sus guarniciones militares en Archena, pero fueron los romanos los que constituyeron un núcleo estable e importante de población, con una activa vida urbana acreditada por su inclusión en la formidable red de caminos y calzadas. Los restos se localizan fundamentalmente en la zona del Balneario donde hubo alojamientos, templo, e instalaciones administrativas, obviamente con las propias de los tratamientos termales. Son muchos los indicios de que Archena pudo alcanzar el estatus de municipio romano, pero aún no podemos confirmarlo con seguridad.

DETALLE DEL MANANTIAL SALA

Tradicionalmente se ha creído que el propio nombre de la villa deriva del latín, de la voz "arcila", o también "arxila" o "arcillasis", que significa arcilla o ciudad de la arcilla. Pero nunca se ha considerado un tema cerrado y siempre ha sido objeto de polémica. Recientes aportaciones como la del Profesor Antonino González Blanco no recogen esta teoría. En concreto él afirma que el nombre de Archena proviene del indoeuropeo y que tiene que ver con el agua en general o con las fuentes termales.

Los romanos, tan amantes de los Baños, explotaron las aguas termales y construyeron distintas edificaciones en torno a ellas, como lo atestiguan los numerosos restos hallados entre los que destacan la lápida de los Duunviros y las numerosas columnas aparecidas durante unas obras realizadas en el siglo XVIII. El centro de la población de Archena entonces debía ser el propio Balneario. Las abundantes monedas encontradas por todo el término nos indican que la mayor presencia romana se dio en los siglos I y II después de Cristo.

Poco sabemos sobre la larga etapa musulmana, pero es de suponer que Archena, como otras zonas, tendría una cierta densidad de poblamiento disperso constituido por núcleos o alquerías en las zonas de regadío al que correspondería el castillo (hisn era el nombre que se aplicaba tanto al punto fortificado como a la entidad de población) como elemento central. En efecto, sobre una antigua fortificación romana los árabes levantaron una fortaleza y castillo para controlar la salida del Valle de Ricote y proteger sus huertas a orillas del Segura. Este castillo fue entregado por el Infante don Alfonso (futuro Alfonso X y conquistador del reino de Murcia) a uno de los caballeros de su hueste por un privilegio de 1243, documento en el que aparece el nombre de Archena por primera vez en la historia: "da en tenencia lo de Archena y otros tres castillos a D. Rodrigo López de Mendoza". Esta posesión duraría poco puesto que apenas un año después, el 15 de julio de 1244 el Infante concedió la propiedad a la Orden de San Juan en la persona de su Comendador frey Guillén de Mondragón:

"...otorgo a el e a la Horden del Hospital...el castillo de Archena con su villa por heredat con montes e con fuentes e con pastos, con entradas e con salida, con todos sus terminos e con todas pertenencias, así como las avie Archena en tiempo de moros..."

La población de Calasparra pasó también a ser propiedad de la Orden de San Juan un tiempo después, en 1266, formando ambas villas una única Encomienda. Posteriormente el castillo se vio implicado en las guerras civiles castellanas del siglo XV hasta que el príncipe don Enrique ordenó su completa demolición en 1452, de forma que hoy apenas quedan unas ruinas.

Las Ordenes Militares surgidas con las Cruzadas estaban integradas por monjes soldados, que además de sus votos monásticos juraban también dedicar su vida a la defensa de la cristiandad. Para ser admitido como caballero era necesario probar la descendencia de antepasados nobles de nombre y armas y tener complexión robusta. Tuvieron una gran importancia en la Reconquista española y no es de extrañar que su presencia (en especial la de la Orden de Santiago) fuera grande en el Reino de Murcia que permaneció durante tres siglos como frontera frente al Islam. El origen de la Orden de San Juan está en un hospital fundado en Jerusalén para acoger a los peregrinos. Una importante particularidad de la Orden Hospitalaria es su carácter internacional, su presencia en numerosos países, lo que permitió que escapara al control directo de la Corona, ya que desde los Reyes Católicos son los monarcas los Grandes Maestres de las Ordenes Militares españolas. La jerarquía de los Hospitalarios estaba encabezada por el Gran Maestre, el Prior era la cabeza de la Orden en cada provincia, mientras que el Comendador era la máxima autoridad de una encomienda.

Pronto los Comendadores pasaron a vivir en la Corte, se hicieron absentistas, como la mayor parte de la nobleza a la que pertenecían. Elescudoprueba 1 señorío jurisdiccional que mantenía la Orden se ejercía por medio del alcalde mayor que actuaba en las causas civiles y criminales, tanto en primera instancia como en apelación. El Comendador debía confirmar las ordenanzas municipales y a los cargos electos que componían el Concejo. Nombraba asimismo al alcalde mayor y al escribano y recaudaba sus propios tributos, reteniendo una parte sustancial del diezmo (al pertenecer a una Orden Militar, Archena no pagaba el diezmo al Obispado de Cartagena), así como otros impuestos. Además la Orden contaba con rentas procedentes de su patrimonio, era propietaria directa de ricos terrenos de regadío, especialmente en La Algaida, de diferentes inmuebles como la Casa Grande (que vendió ya en el siglo XV) de monopolios como el molino, y especialmente de los Baños Termales. Archena perteneció a la Orden de Malta hasta las desamortizaciones de mediados del siglo XIX, es decir, más de seis siglos. Como recuerdo de este larguísimo período de su historia el escudo de la villa mantiene las dos cruces de ochos puntas características de la Orden.

En 1462, pacificada ya la zona, la Orden decidió facilitar la repoblación otorgando para ello una Carta-Puebla en la que se establecían las condiciones de los residentes, mucho más duras y gravosas que las otorgadas a Calasparrra que había sido repoblada por cristianos mientras que Archena estaba regida por una aljama de moros. A principios del siglo XVI los Reyes Católicos deciden unificar religiosamente sus reinos, obligando a los seguidores del Islam a convertirse al cristianismo o exiliarse del país. Tras el bautismo masivo subsiguiente los mudéjares de Archena y el Valle de Ricote pasan a convertirse en moriscos , rigiéndose por el concejo castellano; con ello las condiciones y tributos debidos a la Orden se suavizaron algo. Este siglo conoció un aumento demográfico y un desarrollo de la superficie cultivada, siendo por entonces las producciones más importantes el arroz, el panizo, al aceite y la cebada.El siglo XVII por el contrario, implicó un retroceso en todos los órdenes. Se inició con la expulsión definitiva de los moriscos (1613) que, especialmente tras la guerra de las Alpujarras, eran acusados de conservar subrepticiamente sus antiguas creencias religiosas y de apoyar a los piratas berberiscos que hostigaban las costas. En Archena parece que de las 86 familias moriscas censadas, más de la mitad pudieron evitar la expulsión o volver al poco tiempo, pero el evidente descenso demográfico se vio magnificado por una serie de calamidades que asolaron la región: riadas, sequías, plagas de langosta, terremotos y pestes. La siguiente centuria comienza con una guerra civil, la provocada por la disputa del vacante trono de España entre las Casas de Habsburgo y Borbón. Con todo el siglo XVIII es de una gran estabilidad y desarrollo económico para todo el país, especialmente para el reino de Murcia, que había defendido la causa borbónica. Dentro de esta prosperidad general es el Valle de Ricote y Archena la zona de mayor crecimiento demográfico. Si en 1700 el número de habitantes no alcanzaba los 200, a finales del siglo superaba los 1.100. Junto a es espectacular incremento se produjo también un importante aumento de la superficie cultivable y la conversión de zonas de secano en regadío. Los cereales y la morera continuaban siendo las producciones más importantes, pero comenzó con fuerza en estos años la expansión de los frutales.

El primer tercio del siglo XIX marca una importante inflexión en ese proceso. La Guerra de la Independencia supuso un profundo desgaste en la zona con el paso de tropas de uno y otro bando., incrementada en Archena con una gran afluencia de tropa al Balneario. Posteriormente se inicia una época de inestabilidad política y de enfrentamiento civil se suceden sequías y las epidemias (tifus y cólera) se ceban con una población mal alimentada. Con el triunfo definitivo del liberalismo se produce la supresión del Antiguo Régimen, que para Archena tuvo como consecuencia inmediata dejar de pertenecer a la Orden de San Juan, cuyas propiedades más importantes, incluidos los Baños, fueron adquiridas por el Marqués de Calle S JuanCorvera. La desaparición de los propios municipales y el aumento de la presión fiscal fue una carga importante para las economías mas desfavorecidasbio de estructuras. En la segunda mitad del XIX comienza la vertebración de un mercado nacional favorecido por la llegada del ferrocarril y el comienzo de la explotación de los productos agrícolas archeneros, iniciándose también una producción industrial basada en la conserva. A finales del siglo se incrementó notablemente la emigración (en principio preferentemente a Orán y el Africa francesa, para tener luego como destino preferente Barcelona y América), aunque sin consecuencias para un saldo demográfico tremendamente expansivo.

Las tensiones sociales y políticas que la Restauración pretendió ocultar, estallaron de forma incontrolable en la segunda década del siglo XX y acabaron desembocando en una larga y cruenta guerra civil. Archena no llegó a sufrir ataques durante la misma, pese a ser sede de una base aérea rusa y escuela de tanques, pero padeció, como todo el país, la larga y dura posguerra. La contienda hizo retroceder varios años los índices de desarrollo y renta, volviendo a una producción básicamente de subsistencia; en Archena el paludismo adquirió la condición de endémico durante varios años. Hay que esperar a la década de los cincuenta y, en mayor medida sesenta, para volver a una prosperidad como siempre acompañada de incremento demográfico (pese a la emigración) y expansión del regadío. Este último se vio facilitado con la construcción de depuradoras y especialmente en los años setenta con la construcción del trasvase Tajo-Segura, que lamentablemente y pese a las esperanzas en él depositadas, no ha supuesto una solución a la endémica falta de agua de la huerta archenera. Las profundas transformaciones socioeconómicas de los últimos cincuenta años han posibilitado un cambio fundamental en las formas de vida y en las costumbres que tienen su principal exponente en el hecho de que por primera vez en la historia de Archena, la población no vive mayoritariamente de la agricultura; a partir de ahí es fácil deducir que la huerta a la que cantó Vicente Medina ya ha desaparecido.

BALNEARIO H LEVANTE

 

 

 

 

archena el museo el castillo de d mario el cabezo del tio pio

Los restos del castillo de Archena se encuentran situados en el llamado cabezo del Ciervo, a unos 250 m. al noroeste del casco urbano de la población. El río Segura discurre por la base de la ladera septentrional del cerro, desde cuya cima se controlan visualmente los castillos de Blanca y Ulea. Domina, por tanto, el acceso sur al Valle de Ricote.

El acceso se efectúa desde el centro urbano de Archena, donde tras recorrer unos 125 m. de la carretera que conduce al balneario, se encuentra el cerro donde una vez se situó la fortificación. En la actualidad, sus escasos restos están englobados en los terrenos de una Residencia Militar situada en el tercio inferior de la ladera occidental del cabezo, por lo que su entrada está restringida. Las primeras noticias acerca de la existencia de una fortificación en Archena se remontan a los momentos inmediatamente posteriores a la incorporación del reino de Murcia a la corona de Castilla. Esto demuestra que los orígenes del castillo hay que situarlos en época islámica. No cabe duda de que su posición estratégica, controlando la entrada al Valle de Ricote y los accesos a la vega del Segura en estos tramos, decidieron en algún momento su construcción para asegurar y defender a las tierras y sus habitantes. A pesar de su relevancia medieval y moderna, en la actualidad sus restos se presentan muy deteriorados por diferentes causas naturales y antrópicas, lo que ha impedido en parte conocer bien su estructura original y su historia.

A pesar de las diferentes agresiones en el entorno sucedidas en el último siglo, los restos de este castillo están declarados Bien de Interés Cultural por la Disposición Adicional Segunda de la Ley 16/1985, de 25 de junio del Patrimonio Histórico Español.

Fuente: http://www.regmurcia.com

Casino Archena

Entorno del Casino El Casino de Archena se encuentra en el entorno del Balneario, separados por un amplio jardín y junto a otros edificios relevantes como son la Ermita y el Hotel.

Aunque se desconoce el autor del edificio, existen razones suficientes para pensar que debió tratarse de un arquitecto experto, ya que realizó un desarrollo espacial basado en la concepción lúdica y efectista, que ningún maestro de obras podría conseguir. Arquitectura del edificio El edificio del Casino fue construido en 1878 en un estilo denominado neorrenacimiento, aunque también coexisten elementos modernistas y eclécticos tan propios de finales del siglo XIX. De planta casi cuadrada, consta de dos pisos y una terraza, accediéndose al edificio desde el jardín. La fachada posee una puerta principal enmarcada por un atalante y una cariátide que parecen soportar el peso del balcón superior.

En el interior destaca un interesante desarrollo regio a través del vestíbulo, una escalera de tipo imperial y un amplio salón de baile. El Salón de Baile es una de sus principales dependencias, y aunque lo habitual es que posea pinturas decorativas en su interior, algo muy frecuente en todos los casinos de la época, aquí la decoración es a base de espejos y algunos elementos eclécticos y modernistas. Estos elementos decorativos de las escaleras y el salón de baile nos remiten a la obra de Manuel Castaños en el Casino de Murcia. Actualmente la segunda planta está cerrada debido al deterioro que sufre, aunque existe un proyecto próximo de restauración y rehabilitación.

Fuente: http://www.regmurcia.com 

Noria La Algaida Archena

Uno de los muchos atractivos turísticos de Archena, son sus Norias de elevación de agua para riego, muy numerosas en el término municipal, entre las que destacan la de los Semolitas de Villarrías, la Caravija en los Panizos y, especialmente la del Acebuche de la Algaida, una de las más grandes de la Región de Murcia.

Ermita balneario archena

Especial atención merece la Ermita del Balneario, levantada en 1878 bajo la advocación de la Virgen de la Salud, actualmente patrona de Archena. Es un edificio neomedieval con elementos constructivos románicos, pero con un sentido de la verticalidad que la emparenta con el gótico. Esta característica queda agudizada por su entrada en alto, para ganar la cual se construyó una elegante escalinata estilo imperio. Aunque la dirección de obras correspondió al arquitecto Jose Mª Aguilar, el proyecto ha sido atribuido al gran Justo Millán. La bella y costosa piedra calcárea que recubre toda la fachada principal y juega con el ladrillo en los muros laterales, es una muestra del interés que los Vizcondes de Rías, entonces dueños de los Baños, pusieron en la construcción de la ermita. En su interior destaca la bóveda de cañón con arcos fajones que apoyan sobre pequeñas dobles columnas. El único altar de la ermita está dedicado a la Virgen de la Salud, cuya talla fue realizada por Salvador Páramo, especialista en imaginería religiosa. Merece la pena destacarse el Cristo crucificado realizado por Enrique Salas.

Todo el conjunto del BALNEARIO de Archena es objeto de una protección global, paisajística y medioambiental. La mayoría de sus interesantes edificaciones se realizaron en la segunda mitad del siglo XIX, tras ser desamortizados y adquiridos por el Marqués de Corvera. El hotel Termas destaca especialmente por su cúpula y magnífica caja de escalera mozárabe, realizadas por Manuel Castaños, autor de la decoración también neonazarita, del Casino de Murcia. El Casino del Balneario, tiene un innegable valor, no solo arquitectónico sino también decorativo, destacando el artesanado interior.

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